Corneado a los 14 años
El torero Jairo Miguel, a punto de morir en una plaza mexicana
En la plaza de Aguascalientes (México), un joven torerito español resultó el domingo cogido por su segundo novillo cuando lo recibía de rodillas para una larga afarolada. "Me estoy muriendo, papá, me estoy muriendo", gritó el espada mientras le cargaban hacia la enfermería. "Tenía mucha ilusión", explica su padre, Antonio Sánchez Cáceres, matador de toros de los años setenta.
En México es legal que a esa edad se pueda ser profesional, mientras en España hay que tener 16 años
El pitón perforó el pulmón izquierdo del torero tras romper varias costillas, rozar la aorta y quedar a unos dos centímetros del corazón. Pero, al margen de la gravedad, al parecer ya superada, el caso no pasaría de ser un incidente menor en el mundo de los toros si no fuera por un detalle: que el herido, Jairo Miguel, no tiene edad para torear.
Es decir: edad para torear tiene de sobra. Lo que no tiene es la legal para presentarse profesionalmente en España. La edad legal para el trabajo son los 16 años cumplidos, y Jairo Miguel sólo tiene 14. Por eso se presentaba en México, donde sí puede legalmente, como lo han hecho en los últimos tiempos muchos novilleros españoles, de los que el más famoso es Julián López, El Juli, hoy el primer matador de toros del escalafón. Pero torear, "jugar al toro", como se llama a eso por lo menos desde el siglo XVI, es exactamente lo que venía haciendo Jairo Miguel desde los ocho años. Seguía en eso el ejemplo de su padre. Y si lo hacía Jairo Miguel, como tantos otros, es porque el toreo es un juego de niños. Dice Góngora en una letrilla: "Hermana Marica, mañana que es fiesta / jugaré yo al toro y tú a las muñecas..."
Así, niños toreros han sido tal vez la mayoría de los que fueron luego los más grandes: El Juli hoy (y tal vez Jairo Miguel mañana), como ayer (o sea, hace un siglo) José Gómez Ortega, el legendario Joselito, de quien se dice que ha sido el más grande de la historia. Y entre aquel Joselito, cuya muerte por asta de toro en Talavera aún enluta a los aficionados, y este niño Jairo Miguel, todos los que ustedes quieran: el otro Joselito, José Miguel Arroyo, hace 30 años, o Luis Miguel Dominguín hace 60.
En las escuelas taurinas de España se le hace un quite a la norma legal por el simple procedimiento de llamar "clases prácticas" a que los alumnos toreen. Pero sólo pueden hacerlo con becerros de un año. En México, en cambio, se puede torear sobre el papel tal como se torea en la realidad: en la niñez, y con novillos hechos. La tarde de Aguascalientes con Jairo Miguel se presentaban otros tres niños: los mexicanos Mario Aguilar y José Manuel Montes y el colombiano Ricardo Rivera. El toreo siempre ha sido un juego de niños, y tal vez por eso tantos toreros llegan a viejos cargando un apodo en diminutivo: el mismo que se pusieron cuando tenían 10 años.
Otro tanto les sucede a los músicos, pongamos por caso. En general, a todos los artistas. ¿A partir de qué edad está legalmente permitido ser un artista? Porque las legislaciones laborales protegen a los niños de la explotación, lo cual está muy bien, pero tiene el problema de que el padre de Mozart, por ejemplo, hubiera ido a la cárcel.
Acabarán por darle la razón a Cagancho, el gran artista sevillano del toreo de los años cuarenta del siglo pasado, que decía: "De Despeñaperros para arriba, no se torea, se trabaja". Y entonces los artistas sólo podrán empezar a serlo, no ya cuando traspasen hacia abajo la raya que parte en dos a España, sino cuando crucen el charco rumbo a América.
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