Una bomba mata a cinco empleados de la ONU en Afganistán
La ofensiva talibán se hizo ayer presente casi a las puertas de Kabul, mientras que en el sur de Afganistán, feudo del régimen ultrarradical derrocado en 2001, una bomba en una carretera hizo saltar por los aires un vehículo de Naciones Unidas y mató a sus cinco ocupantes: cuatro nepalíes y un afgano.
Un centenar de rebeldes asaltaron de forma coordinada varios puestos de policía en el distrito de Tagab de la provincia de Kapisa, a unos 70 kilómetros de Kabul. Los combates duraron horas y sólo acabaron tras la intervención, a petición de las autoridades locales, de la aviación estadounidense, que bombardeó desde el aire la zona.
Un portavoz norteamericano reconoció la intervención en la zona a petición del gobernador provincial, Abdul Satar Murad, pero no dio detalles al respecto. Otro militar extranjero declaró a la agencia Reuters que los combates se desarrollaron en un frente de 10 kilómetros.
Con la entrada de la primavera y el deshielo de las cumbres afganas, se ha experimentado un agravamiento de la violencia por todo el país, incluso en zonas que hasta ahora habían permanecido relativamente tranquilas desde la intervención internacional liderada por Estados Unidos, que puso fin al régimen del mulá Omar. Si 2006 fue el año más violento desde 2001, todo apunta a que este año la violencia será aún peor.
Un portavoz de los rebeldes reivindicó la responsabilidad talibán sobre el ataque por control remoto contra un vehículo de la ONU en la provincia de Kandahar (sur). El mulá Hayatulá Jan declaró en una llamada por teléfono vía satélite desde un lugar no identificado: "Atacaremos a todos los individuos u organizaciones que colaboran con las fuerzas de la coalición o trabajan bajo su supervisión.
Zona acordonada
A resultas del ataque murieron en el acto cuatro trabajadores nepalíes de la oficina de operaciones de la ONU en Afganistán y el conductor del vehículo, de nacionalidad afgana. El suceso tuvo lugar cuando un convoy de vehículos de la organización internacional circulaba por la zona, que ya ha sido acordonada por las fuerzas de seguridad. El jefe de policía de Kandahar, Esmatulá Alizai, aseguró que el artefacto había sido instalado poco antes de la explosión por "enemigos de Afganistán", un término utilizado por los funcionarios afganos para referirse a los insurgentes talibanes.
"Los ataques contra civiles son una clara violación de la ley humanitaria internacional y la ONU buscará el castigo para quienes están detrás de la acción", señala el comunicado emitido por el portavoz de la ONU en Afganistán, Adrian Edwards.
En el texto, la organización internacional expresó también sus condolencias por la muerte de cuatro niños cuando jugaban en Herat (oeste del país) con una bomba que hizo explosión. En esa provincia está desplegado parte del contingente de las tropas españolas en Afganistán.
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