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Análisis:EN SEGUNDO PLANO | Juicio por el mayor atentado en España
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cuando los de la pecera escuchan muy atentos

Antonio Jiménez Barca

Los encarcelados de origen árabe sonríen desde la pecera, se pasan papeles; incluso, Mohanad Almallah, el acusado que siempre acude a los juicios con su vistosa corbata, se duerme con la cabeza apoyada en la palma de la mano o lee artículos de la revista Muy Interesante. Cuando los que declaran son los amigos de los ex mineros suministradores de dinamita, o policías que describen el horror de la explosión de Leganés o ciertas pesquisas del caso, los marroquíes y sirios dormitan en el recito blindado y contemplan distraídos las evoluciones del juicio.

Pero ayer, a las once de la mañana, todos se tensaron y estiraron el cuello para ver entrar a un personaje que iba a declarar como testigo: Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah, el jefe de Al Qaeda en España, detenido en noviembre de 2001, meses después del 11-S.

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Abu Dahdah se sentó y comenzó a responder a las preguntas de las diversas acusaciones y de la fiscalía. Rabei Osman, El Egipcio, acusado de ser uno de los cerebros de los atentados de Madrid, se colocó los cascos para escuchar la traducción en árabe. No había sonrisas entre ellos. No hubo distracciones. Todos miraban hacia la espalda del líder de Al Qaeda, que ya había empezado a negar casi cualquier relación con los acusados del atentado. Mohanad Almallah, el de la corbata y los artículos de Muy Interesante, el que se duerme con frecuencia apoyado en la pared de atrás, escuchaba en esta ocasión con los ojos muy abiertos.

Secta extremista

El hombre de Al Qaeda en España lo negó todo, como en el juicio en el que fue condenado en 2005 a la cárcel, y explicó que, a su parecer, el atentado era obra de una secta extremista denominada Takfir Wal Hijra (Anatema y exilio), la corriente más extremista del yihadismo. Esta secta permite incluso a sus seguidores disimular (y beber alcohol, fumar o ir con mujeres) a fin de pasar desapercibidos.

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La policía considera, precisamente, que el encorbatado Almallah

y Jamal Zougam, acusados ambos de pertenecer a la célula integrista del 11-M, pertenecen a esa secta; y que eran muy amigos de Abu Dahdah. Éste, por su parte, se limitó a decir que conocía al primero porque "le arregló una lavadora"; y al segundo porque "le traía verduras".

El interrogatorio duró 15 minutos. Abu Dahdah se levantó después y salió por la puerta rumbo a la cárcel en la que está desde 2001.

Vino otro testigo. Los de la pecera volvieron a distraerse, a hablar entre ellos, a sonreír, a gastar bromas...

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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