El reto de la Educación Especial

Más de 20.000 alumnos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) tienen necesidades educativas especiales que son atendidas tanto en centros públicos como privados. La discapacidad más generalizada en los centros andaluces de Secundaria es el retraso mental, que afecta a 5.803 alumnos.

A continuación, los más numerosos son los 539 jóvenes con discapacidad motórica, seguidos de los que presentan trastornos generales del desarrollo (384), y los 280 que sufren alteraciones del comportamiento.

Otros alumnos con necesidad de un régimen especial de educación son los superdotados, cuyo coeficiente intelectual es superior a 130 puntos o dos desviaciones estándar de la media, cuando la media es 100. Alrededor de un 2% de la población presenta superdotación. Por eso no es de extrañar que en Andalucía haya matriculados, sólo en centros de Secundaria, un total de 295, la mayoría de ellos descubiertos en los propios centros mediante el trabajo del gabinete psicológico.

Por último, casi 400 alumnos andaluces presentan trastornos generales del desarrollo, mientras que más de 11.000 tienen dificultades para el aprendizaje.

Hay más de 1.600 profesores de Educación Especial. A pesar de este esfuerzo, el porcentaje de los alumnos que llegan a Bachillerato es muy reducido. Durante el pasado curso, la cifra de discapacitados en Secundaria superó los 20.000, mientras que en Bachillerato se contaban sólo de 356 alumnos. Los que más éxito alcanzan en su etapa de Secundaria, dando después excelentes resultados en Bachillerato y en la Universidad, son los alumnos que presentan discapacidades auditivas y visuales, además de los superdotados.

Con respecto al trato que deben recibir los alumnos con necesidades especiales existen diferentes criterios: países que prefieren atender a estos alumnos por separados, otros que prefieren un sistema mixto y los que, como España, apuestan por la integración.