"No se lucha contra el terrorismo con más portaaviones"
Hans Blix es el hombre que en enero de 2003 afirmó ante el Consejo de Seguridad de la ONU que sus inspectores no habían hallado armas de destrucción masiva en Irak y que por lo tanto no había justificación para la guerra que la Casa Blanca preparaba. "La posibilidad de que los norteamericanos encuentren hoy ese tipo de armas en Irak es cero", asegura. Desde que dejó Naciones Unidas en 2003, de donde salió estigmatizado por los halcones estadounidenses, ha trabajado al frente de una comisión creada por el Gobierno sueco y formada por 14 sabios. La Comisión sobre las Armas de Destrucción Masiva ha publicado un documento con 60 recomendaciones para librar al mundo de los riesgos de las armas nucleares, químicas y biológicas. Blix estuvo ayer en Madrid invitado por el Real Instituto Elcano para presentar dicho informe y después habló con EL PAÍS.
"Irán es una maquinaria militar que responderá a cualquier ataque"
"El problema son las armas, no quienes las tienen", afirma este diplomático sueco de 77 años que dirigió la Agencia Internacional para la Energía Atómica entre 1981 y 1997 y que aboga por su prohibición, como sucedió con las químicas tras los horrores vividos en la I Guerra Mundial.
Blix tiene la impresión de que la política que sigue la Casa Blanca en la crisis con Irán es un eco de lo ocurrido hace cuatro años en los prolegómenos de la invasión de Irak: las acusaciones de que Teherán suministra explosivos a la insurgencia iraquí, el aumento de la presencia naval en aguas del golfo Pérsico y la presentación del caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU con peticiones maximalistas. "Lo que me preocupa es la sensación que tuve hace un año, no tanto ahora, de que Estados Unidos parecía dispuesto a ir por su cuenta con la excusa de que la ONU era impotente si el Consejo de Seguridad decía no a sus peticiones. Pero también hay enormes diferencias entre ambos casos: Irak estaba de rodillas, económica y militarmente; Irán, no. Irán es una maquinaria militar que ingresa mucho dinero con la venta de petróleo y que responderá a cualquier ataque".
El diplomático sueco cree que los errores cometidos en Irak y el hecho de que no se encontraran armas de destrucción masiva actúan como vacuna. "La opinión pública norteamericana no está preparada para otra aventura militar. Fue mal Irak y fue mal en Líbano este verano, aunque ellos no estaban implicados y no está yendo bien en Afganistán".
Considera que el manejo de la crisis iraní, incluso por parte de la Unión Europea, tiene un problema de origen: exigir que Irán detenga el enriquecimiento de uranio antes de empezar a negociar. "¿Pero las negociaciones no son para lograr ese objetivo?", se pregunta. Blix considera que ese tipo de imposiciones pueden ser humillantes para la otra parte y no conducen a una solución. Su comisión propone declarar la región de Oriente Próximo una zona libre de enriquecimiento de uranio "porque prohibir las armas en esa zona no es realista en estos momentos".
Le preocupa una reactivación de la carrera armamentística entre Rusia y EE UU y la anunciada modernización del programa británico Trident, de misiles nucleares en submarinos. "Ya no existe un choque de ideologías, pues todo el mundo quiere tener una economía de mercado, tampoco hay una lucha por territorios, excepto en Oriente Próximo, Cachemira y Taiwan. Sería absurdo que iniciara esa carrera. Por eso es un buen momento para trabajar en la reducción de esas armas en lugar de su modernización. Hay signos modestos de que el clima ha cambiado".
Blix está de acuerdo en que el terrorismo representa uno de los mayores riesgos, pero rechaza que la política seguida tras los atentados del 11-S esté dirigida contra esa amenaza.
"No se lucha con el terrorismo con más portaaviones", exclama, "se lucha con mayor cooperación entre las policías, entre los servicios de espionaje y entre los Gobiernos. Se lucha mejorando la vigilancia sobre los laboratorios y el comercio de materias peligrosas para evitar que terminen en las manos equivocadas. Es decir, es compatible la lucha contra el terrorismo y el desarme".
El diplomático sueco no cree que exista riesgo de que un grupo terrorista llegue a hacerse con una bomba atómica "debido a su sofisticación". En su opinión el peligro son las armas químicas. "La insurgencia iraquí ha comenzado a utilizar bombas de cloro en algunos atentados. No es un arma de destrucción masiva, no es lo mismo el cloro que el gas sarín, pero representa una clara indicación".
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