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El rey de Marruecos llama a coordinar la lucha antiterrorista en el Magreb

Los atentados de Casablanca y de Argel "no tienen nada que ver", subrayó el jueves el ministro del Interior marroquí, Chakib Benmussa, pero el resurgir del terrorismo en Argelia sí puede suponer una amenaza para la estabilidad de Marruecos, según sostiene el rey Mohamed VI en un largo telegrama de pésame enviado al presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, y difundido ayer por la agencia de prensa marroquí MAP.

"La seguridad de nuestra vecina y hermana Argelia es parte integrante de la seguridad del Reino de Marruecos e incluso de la estabilidad de la región magrebí (...)", escribe el soberano alauí. En consecuencia, el monarca se declara dispuesto a trabajar con los demás jefes de Estado del Magreb "para garantizar la protección de nuestros pueblos y de nuestros países de los riesgos y peligros" que supone el terrorismo.

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El telegrama real está salpicado de elogios a Buteflika, descrito como un líder "ilustrado" que ha logrado "anclar en los espíritus" los "valores de la reconciliación nacional". A juzgar por el recrudecimiento de la violencia islamista, desde 2006, esta política de mano tendida fomentada por el presidente ha dado escasos resultados.

Argel no ha contestado aún al mensaje de Mohamed VI pero algunas fuentes diplomáticas opinan que no ha gustado. "Coloca a Argelia como el epicentro del terremoto terrorista y da a entender que si Marruecos lo padece es por culpa de su vecino", comenta el editorialista de un diario de Argel.

Mohamed VI insta también a "intensificar los esfuerzos para garantizar una perfecta coordinación" en la lucha contra el terrorismo. La colaboración de los servicios de seguridad argelinos y marroquíes deja mucho que desear. La escasa información que se comunican se traslada a través de sus homólogos franceses.

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Un informe de la ONU narra detalladamente el deficiente funcionamiento de los servicios marroquíes y su escasa voluntad a la hora de cooperar con Naciones Unidas. El documento fue elaborado en septiembre de 2006, cuatro meses después de los atentados que ensangrentaron Casablanca. Desde entonces las relaciones han mejorado bastante, pero, en cambio, la ayuda que brindan los argelinos a sus homólogos europeos dista mucho de ser fluida. Franceses y españoles no conocieron hasta diciembre pasado la lista de los más de 2.000 supuestos terroristas liberados, a partir de marzo de 2006, en el marco de la política de reconciliación nacional desarrollada por Buteflika. En París, Madrid o Roma se temía que algunos de ellos emigrasen clandestinamente a Europa.

Aunque el ministro marroquí de Interior quiera marcar distancias entre la ola terrorista sufrida por su país y la que padece Argelia, ambas tienen la misma raíz. Los expertos en terrorismo islamista opinan que, desde que se creó, en diciembre, la rama magrebí de Al Qaeda, los islamistas radicales han efectuado ya su unión ideológica y ahora van camino de conseguir la operativa.

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