"La reforma del Senado no es un capricho, es una obligación"
Javier Rojo (Pamplona, 1949) propondrá una ponencia de estudio sobre la reforma del Senado después de las elecciones del 27 de mayo. Ayer participó en varios actos en Sevilla.
Pregunta. ¿Qué aporta el Estatuto andaluz respecto a otros?
Respuesta. Por poner un ejemplo del pasado, el gran debate del primer Estatuto fue la reforma agraria. Donde se ve la transformación de Andalucía es que cuando se va hacer la reforma del nuevo Estatuto eso es pasado y se habla de modernidad, de tecnologías, de células madres, de derechos... Se habla de todo lo que hablan las sociedades avanzadas y que quieren mirar al futuro. Este es el ejemplo en el cual Andalucía se debiera de mirar para saber qué es lo que de importancia tiene el Estatuto, que no fue un instrumento para la política sino para el bienestar de los ciudadanos.
"Quienes menos valoran la gran transformación de Andalucía son los propios andaluces"
P. ¿Que cree que le diferencia respecto a otros?
R. Algo fundamental, el consenso. La política si tiene un valor en sí mismo es el consenso, otra cosa es que no se consiga. En Andalucía consiguieron reflejar en el Estatuto todo aquello que era positivo para Andalucía, y por tanto para España, y, a la vez, sumar las voluntades de todos.
P. Las reformas estatutarias han ido por delante de la del propio Senado.
R. Hubiese sido deseable tener hecha la reforma de la cámara territorial. Pero lo que no puede ser es que la propia no reforma del Senado sea el freno para que las comunidades no puedan desarrollarse como sus instituciones les permite. La reforma del Senado es una obligación que tenemos todas las fuerzas políticas con la sociedad española. No es un capricho de los partidos. Es una obligación para el conjunto de la sociedad porque el Senado es un instrumento fundamental para todas las políticas de coordinación, cohesión y cooperación del país.
P. ¿El discurso del PP de que España se rompe se ha acabado?
R. Si uno analiza la historia con rigor podemos ver qué es lo que se decía cuando se debatía la Constitución y se puso en valor el Título VIII, o las discusiones con el Estatuto vasco. O cuando se nos decía que la Comunidad de Madrid era un invento y ahora se está presumiendo que es el motor de la economía de nuestro país. ¿Qué quiero decir? Que este discurso ya lo llevamos oído desasido tiempo. No me quiero quedar con la nostalgia del pasado. La sociedad española es mucho más dinámica, ve las cosas de otra forma de cómo se les traslada desde la política. Casi todo lo veo con mucha normalidad. Yo vengo de una comunidad [Euskadi] que tiene muchos problemas y cuando comparo la situación a medida que recorro España lo único que siento es orgullo de mi país.
P. ¿Cuál es su calendario para la reforma del Senado?
R. Me gustaría, después de las elecciones municipales y autonómicas, desde la tranquilidad, abrir una ponencia en el Senado. Luego le tocará cerrar el proceso a quien le corresponda, pero me parece que le debemos desde la política a la sociedad española que nos vea con la voluntad de que lo queremos hacer. En política cuando tú ambicionas algo hay que abrir puertas por pequeñas que sean.
P. ¿No puede caer en un cierto voluntarismo? El PP ni siquiera lleva en su programa la reforma del Senado.
R. Bueno, luego cada uno tendrá que responder de sus propias decisiones y explicar por qué dice sí o no. Creo que la reforma del Senado si algo de positivo tiene -aparte de la cohesión, la coordinación, la cooperación entre comunidades- es que tiene que ser esa cámara de resonancia de respetar la diversidad de cómo es España, que es como es y no como algunos pretenden que sea. España es diversa y plural porque así somos los españoles. El Senado tiene que recoger eso, pero como institución común debe servir para compactar más España, no para debilitarla y todos seamos más copartícipes de las decisiones que tomamos independientemente de cuál es nuestra comunidad. El Senado no es un instrumento para dividir, sino para compactar.
P. ¿Cómo vivió la bronca del PP al presidente del Gobierno?
R. Soy parlamentario desde hace 24 años y siempre he pensado que en política hay que ser coherente con lo dices y con lo que haces. Cuando nos faltamos el respeto a nosotros mismos estamos faltando al respeto a la sociedad. Cuando a un padre le cuestan tanto la disciplina, la educación, la urbanidad y el respeto lo que no puede ser es que estemos transmitiendo lo contrario aquellos que somos los llamados padres de la patria. Más que padres nos pueden llamar otra cosa. Eso es lo que me preocupa. La política traslada conductas, comportamientos, valores, referentes y si trasladas lo contrario recoges lo contrario. Esta sociedad está falta de tolerancia y de respeto y alguna responsabilidad tendremos los políticos.
P. Unos más que otros.
R. Evidentemente. No quiero cargar contra nadie porque no debo, pero además porque tengo una gran confianza en los españoles. El ciudadano tiene métodos para cribar la información, asumir y entender qué está pasando. Tenemos a una sociedad muy formada e informada.
P. ¿Cuál es su relación con el PSOE andaluz?
R. Tengo una buenísima relación con el partido en Andalucía. Participo siempre que me lo plantean. Ésta es una tierra muy agradecida para todo y también, para la política. Lo digo mucho en los actos: los que menos valoran la gran transformación de Andalucía son los propios andaluces. Conozco Andalucía desde que tenía 17 años y tengo 58. Y he visto esa gran transformación: de cómo estaba Andalucía, que era increíble, y veo la Andalucía de hoy. En tampoco tiempo está como los demás o igual al que más. Y eso, me parece, se lo tienes que explicar muchas veces a los andaluces. Lo digo yo, que vengo de fuera y comparo.
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