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Reportaje:

Un año de España en China

El Gobierno quiere impulsar las relaciones comerciales ante el déficit de las empresas españolas en la cuarta economía mundial

Francia, Italia, Rusia, y ahora España. La celebración de un año cultural en China por parte de países extranjeros se ha convertido últimamente en una poderosa herramienta de los Gobiernos occidentales para promocionar el papel de sus empresas en la cuarta economía del planeta. Para España, el objetivo del evento, que fue inaugurado el pasado viernes en el auditorio de la Ciudad Prohibida de Pekín, en presencia de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y del ministro de Cultura chino, Sun Jiazheng, es claro: intentar reequilibrar la deficitaria balanza comercial, que, a pesar de la constante llegada de compañías españolas a China, no ha cesado de deteriorarse.

El programa cultural incluye exposiciones, conciertos, teatro, danza y gastronomía Para reforzar la idea del reencuentro, el Rey viajará a China en el mes de junio

En 1996, España exportaba a China por valor de 468 millones de euros e importaba por 1.841 millones (3,9 veces más), y en 2000 las cifras eran de 553 millones y 4.713 millones (8,5 veces más), respectivamente. En 2006, la situación continuó siendo ampliamente favorable para el país asiático. Porque, a pesar de que España vendió tres veces más que en 2000 (1.670 millones de euros), China hizo otro tanto y exportó por valor de 14.300 millones (8,6 veces más).

La Secretaría de Estado de Comercio inició en 2005 un plan integral de desarrollo del mercado chino para el periodo 2005-2007, dotado con más de 700 millones de euros, con objeto de apoyar a las empresas españolas y equilibrar los intercambios comerciales. Durante este tiempo, el número de compañías españolas en el país asiático ha crecido a fuerte ritmo. La Cámara de Comercio tiene inscritas 197 -casi el doble que hace tres años- que, según dice, representan el 85% del comercio y el 95% de la inversión española. La mayoría sólo tiene oficinas de representación. La consejería comercial en Pekín cifra el número de empresas en China en 450, un dato que algunos empresarios discuten ya que, según afirman, incluye aquellas que han paralizado su actividad y no se han dado de baja.

El Año de España en China, acordado durante el Foro España-China celebrado en Barcelona en 2004, forma parte del esfuerzo del Gobierno por impulsar las relaciones económicas. España carece de una imagen de marca en la potencia emergente, cuyos altos funcionarios se suelen sorprender cuando se les dice que es la octava economía del mundo. "Los dos países deben dejar de ser desconocidos mutuos", aseguró Carlos Blasco, embajador en Pekín, en el acto de lanzamiento del año. Según De la Vega, este es "un viaje de reencuentro", que debe tener "una continuidad" más allá de 2007. Para reforzar esta idea del reencuentro, el Rey viajará a China en junio.

A diferencia de Francia, que se gastó más de 20 millones de euros en sus eventos -a los que dio un perfil eminentemente cultural, con fastuosos actos, como la celebración de un concierto de Jean-Michel Jarre en el interior de la Ciudad Prohibida-, España ha optado por un perfil más bajo, y de fuerte carácter económico. El programa del año -cuya organización ha estado marcada por la improvisación, según han reconocido fuentes diplomáticas- así lo revela. Hasta el punto que bajo su paraguas han sido agrupadas misiones comerciales, participación en ferias y foros de inversión y firmas de memorandos, que se hubieran producido en cualquier caso.

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El año español no cuenta con un presupuesto específico, ya que será realizado por los diferentes ministerios y organismos estatales (Cultura, Educación, ICEX, entre otros), bajo la coordinación de una comisión interministerial dirigida por el embajador especial Pablo Bravo. No ha sido facilitada una cifra global de su coste.

El programa cultural es ambicioso. Incluye exposiciones de arte contemporáneo, conciertos, actos gastronómicos, recitales, danza y teatro, entre otros. Destaca una muestra con 60 obras de los fondos del Museo del Prado, otra sobre Gaudí, una sobre armas y armaduras del Palacio Real de Madrid, una gira de Rafael Amargo, el estreno mundial del nuevo espectáculo de la Fura dels Baus (Imperium), y la actuación de la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Nacho Duato. Todo ello, con el objetivo, de mostrar una España plural, un país "desarrollado, innovador y moderno", en palabras de Blasco.

La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, durante la visita realizada a la Muralla China.
La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, durante la visita realizada a la Muralla China.EFE

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