Fabra y Ripoll redoblan la presión para que Camps negocie las candidaturas
El portavoz del Consell hace balance de gestión y se desmarca de la renuncia del vicepresidente
Las aguas del PP bajan revueltas. Los presidentes provinciales de Castellón y Alicante, Carlos Fabra y José Joaquín Ripoll, respectivamente, están decididos a redoblar la presión en los próximos días para que Francisco Camps negocie las candidaturas autonómicas. La despedida del vicepresidente del Consell, Víctor Campos, ha hecho saltar todas las alarmas en la estructura del PP, que se ha fijado de plazo hasta el 12 de abril para validar sus listas. En este contexto, el consejero portavoz, Vicente Rambla, se desmarcó ayer de la decisión del vicepresidente, del que señaló: "No pierdo a un amigo, pero sí a un colaborador". El consejero hizo ayer una descripción optimista de la gestión realizada por Camps en esta legislatura.
El Ejecutivo valenciano sigue sin informar de lo que gastó en la visita del Papa el pasado julio
Rambla quiso ayer desvincularse de la decisión de Víctor Campos de retirarse de la política. "Yo pasaba por aquí, no tengo nada que ver con esta historia", dijo el consejero portavoz, que aseguró: "Probablemente Víctor Campos sea una de las personas con las que me une una más estrecha relación de amistad dentro del Gobierno, y, por tanto, nos produce risa a ambos ese tipo de comentarios". Sin embargo, el ambiente en las direcciones provinciales del PP no es de tanta hilaridad.
Fuentes del partido aseguraron que el presidente provincial de Castellón, Carlos Fabra, se reunió el martes con Víctor Campos y con el alcalde de la capital, Alberto Fabra, para analizar la situación. Según esas fuentes, Fabra no quiere desairar a Camps y está dispuesto a aceptar a Rambla de cabeza de lista por Castellón si no hay más remedio, pero tendrá que negociar el resto de la lista.
Sin embargo, la retirada de Campos de la política ha dejado en el PP de Castellón un panorama crítico. El sucesor natural de Fabra ha rechazado la herencia y los populares no estaban preparados para esto. Tanto es así que el presidente provincial del PP se apresura en la búsqueda de una solución ante una situación que no había barajado. Una solución que se complica aún más porque la renuncia de Campos beneficia a Rambla, al vicesecretario regional del PP, Ricardo Costa, y al alcalde Alberto Fabra, que no se han significado por rendir pleitesía al fabrismo, sino por seguir las directrices de Camps.
En este contexto, a Carlos Fabra sólo le queda, por cercanía, la posibilidad de lograr el apoyo incondicional del alcalde de Castellón, Alberto Fabra, que ya asumió la imposición de situarle como número 3 en la lista municipal. Sin embargo, para Alberto Fabra se abre ahora la posibilidad de hacerse con el mando en el partido y en la Diputación, puestos para los que Víctor Campos era el heredero in pectore. Así, el alcalde de Castellón tiene terreno para sembrar y recoger, mientras Rambla y Costa han fijado en la Generalitat sus objetivos políticos.
Rambla presentó ayer el Balance del Consell de Francisco Camps, una tarea que hasta ahora había realizado el vicepresidente Víctor Campos. En su alocución, el consejero portavoz presentó 325 actuaciones de "una legislatura en al que el presidente Camps y su gobierno nos sentimos muy orgullos". El balance, presentado según el esquema que utilizó Camps en el último debate de política general celebrado en las Cortes Valencianas, incluye toda clase de elementos: Actuaciones propias y ajenas (el Consell se apunta la cooficialidad del valenciano en la UE impulsada por el Gobierno de Zapatero), iniciativas concretas o generales y realizadas o en fase de proyecto. La presentación del balance no sirvió para aclarar cuánto dinero se ha gastado el Consell en la visita del Papa celebrada en julio del año pasado.
En este ambiente de tensión, la dirección provincial del PP en Alicante, que preside el zaplanista José Joaquín Ripoll, también redoblará en los próximos días la presión, tanto en Madrid como en Valencia, para que Camps se avenga a negociar la candidatura autonómica y garantizar la presencia de Julio de España, Miguel Peralta y Gema Amor como mínimo.
Los zaplanistas se han reservado la aprobación de determinadas candidaturas municipales como carta de negociación y han visto en el malestar existente en Castellón una posibilidad de recomponer el diálogo. En Alicante todavía tienen presente que la pinza formada con el PP de Castellón fue la que permitió a Eduardo Zaplana imponerse a sus correligionarios de Valencia.
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