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El castigo a Jon Sobrino ensombrece el primer viaje de Benedicto XVI a América

El obispo Casaldáliga advierte a Roma: "La verdad, Pilato, es estar del lado de los pobres"

La condena de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición) contra el teólogo Jon Sobrino amenaza con amargar el primer viaje de Benedicto XVI a Hispanoamérica, el próximo mayo. El papa Ratzinger visitará Brasil, uno de los grandes viveros del catolicismo, en medio de las críticas del clero local. El mítico obispo Pere Casaldáliga y el teólogo Leonardo Boff ya han alzado su voz. Acusan a Ratzinger y al cardenal colombiano Alfonso López Trujillo de ánimo de perseguir a los teólogos de la liberación desde hace décadas.

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Se esperaba la carta de solidaridad del obispo Casaldáliga i Pla, el catalán que ha regido durante décadas la diócesis de São Felix de Araguaia, en el Estado de Mato Grosso. Ha hablado, y sus palabras suenan a latigazo contra la curia vaticana, en especial contra el poderoso cardenal López Trujillo, colombiano y enemigo principal de Sobrino y los teólogos de la liberación. También emite Casaldáliga una advertencia al Papa. Dice: "La Iglesia celebra en Aparecida este mayo la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribe-ño. Ya se han levantado voces, sinceras y dignas de toda participación, reclamando lo que no puede faltar: la opción por los pobres. Pero no está todo tranquilo. Con muy mala sombra, como dirían los castizos, ahora, en vísperas de la conferencia, ha estallado el proceso de nuestro querido Jon Sobrino. Muy sintomático, porque un cardenal de la curia ya ha declarado que antes de Aparecida estará liquidada la teología de la liberación. Ese ilustre purpurado habrá de aceptar, supongo, que después de Aparecida continuará vivo y activo el Dios de los pobres, y continuará subversivo el evangelio de la liberación; y que desgraciadamente el hambre, la guerra, la injusticia, la marginación, la corrupción, la codicia, continuarán exigiendo de nuestra Iglesia el compromiso real al servicio de los pobres de Dios".

Casaldáliga pregunta más tarde al Vaticano qué es la verdad, quién tiene la verdad, cuál es la verdadera religión. "La verdad, Pilato, es estar del lado de los pobres", dice recordando el pasaje en el que Poncio Pilato se lava las manos después de hacer la misma pregunta al fundador cristiano. Añade el obispo Casaldáliga: "La religión y la política han de acoger esa respuesta hasta las últimas consecuencias. La vida de Jesús es esa misma respuesta. La opción por los pobres define toda política y toda religión. Antes era Fuera de la Iglesia no hay salvación; después, Fuera del mundo no hay salvación. Jon Sobrino nos recuerda, una vez más, que fuera de los pobres no hay salvación. Juan XXIII abogaba por una Iglesia de los pobres, para que fuese la Iglesia de todos. Los pobres definen, con su vida prohibida y con su muerte antes de tiempo, la verdad o la mentira de una sociedad, de una Iglesia".

También el teólogo brasileño Leonardo Boff ha salido en defensa de Jon Sobrino. Dice: "Te escogieron a ti, el más profundo teólogo latinoamericano, el que mejor articula espiritualidad y teología, inserción en el pueblo crucificado y reflexión, el que presenta en mayor grado las virtudes insignes que caracterizan la santidad. Separaron tu obra de tu vida doliente y amenazada, como si pudiesen separar el cuerpo del alma. Sólo autoridades carnales que perdieron todo sentido del espíritu podrían perpetrar tamaña agresión. Bien dijo don Óscar Romero, asesinado en El Salvador, a quien tú tanto asesoraste: 'Se mata a quien estorba'. Participas en cierta forma de este destino".

La severa censura vaticana a Jon Sobrino, de origen vasco pero residente desde hace 50 años en El Salvador, ha suscitado la protesta de cientos de grupos cristianos de base en Brasil. En España se han sumado ahora a las protestas contra "el autoritarismo" romano 26 grupos cristianos de Vizcaya, en un largo comunicado que firman, entre otros, las comunidades Fe y Justicia, la sección Misiones Religiosos de Vizcaya, y Justicia y Paz.

El papa Benedicto XVI, durante la misa de ayer en la plaza de San Pedro.
El papa Benedicto XVI, durante la misa de ayer en la plaza de San Pedro.REUTERS

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