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Reportaje:AL SOL

Playas con sello de calidad

175 banderas Aenor premian a los arenales españoles más limpios

Los ayuntamientos no dejan de ponderar sus playas, de buscar instrumentos que ganen la confianza de los veraneantes bajo determinadas condiciones verificadas por un tercero. Hoy día, este patrimonio natural, tan básico para los intereses turísticos como históricamente maltratado, está sujeto a una carrera de reconocimientos y distintivos derivados de un hecho incontestable: los arenales son divanes de reposo que los usuarios quieren disfrutar impolutos.

A las ya veteranas banderas azules, que llevan ondeando 21 años, se unió hace seis años la ISO 14.001, norma de ámbito mundial nacida originariamente para asegurar el respeto medioambiental en el sector de la industria. Posteriormente surgió la Q de calidad y el certificado EMAS, alentado por la Comisión Europea y más estricto si cabe, puesto que, además de la norma 14.001, exige una declaración pública de objetivos para la gestión de la playa. Todo un batiburrillo que se solapa y complementa, que transpira superación y deseos de marcar diferencias con los competidores del ocio costero.

Reválida anual

Más de la mitad de las playas españolas que cuentan con la certificación ISO 14.001 fueron gestionadas a través de la Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor). Esta asociación privada de carácter no lucrativo es una de las entidades de mayor prestigio en el ámbito de la certificación. "Con la ISO 14.001 no sólo se garantiza que a lo largo del tiempo la playa va a mantenerse en las condiciones iniciales, cumpliendo la normativa medioambiental europea, nacional, autonómica y local. También avala que la gestión se encuentre inmersa en un proceso de mejora continua", aclara Jaime Fontanals, director de certificación de Aenor. Cada año se exigen objetivos de mejora y acciones de carácter preventivo.

Las actuaciones que hace el gestor de la playa (limpieza de agua, arena, salvamento, etcétera) son independientes de los servicios subarrendados (chiringuitos, hamacas y sombrillas), teniendo en la recogida y separación de residuos el principal caballo de batalla. También se analizan el control de vertidos, la calidad de las aguas de baño y la arena, la conservación del patrimonio monumental e incluso la contaminación acústica.

La certificación es voluntaria, de pago (las banderas azules son gratuitas), y a veces se solicita contando con subvenciones de la comunidad autónoma correspondiente. Un total de 11 municipios de Andalucía, Cataluña, el País Vasco y Valencia han recibido este año 52 banderas Aenor que avalan su diligencia medioambiental y que, sumadas a las de años anteriores, elevan la cifra total en la costa española a 175 banderas.

En Andalucía, donde reina la gaditana playa Victoria, llaman la atención este año tres playas de Rota (Cádiz). De las entradas referidas a Cataluña, cabe destacar la certificación de todo el litoral -incluidos los caminos de ronda- de Palamós (Girona), incluyendo la superlativa platja Castell, salvada de la urbanización por un referéndum popular en 1994. Se trata de un arenal vastísimo para ser la Costa Brava; virginal y sometido a una gestión no dirigida a la explotación turística. En unos 40 minutos se alcanza por una senda costera la deslumbrante cala Estreta y, unos minutos después, el Cap Roig, frente a las islas Formigues.

Uno se alegra de que un municipio tan reducido como Creixell (Tarragona) haya podido certificar sus apenas dos kilómetros de litoral, que se comunica con la vecina Torredembarra mediante un tren de dunas llamado Els Muntanyans. Creixell mantiene unas láminas de agua, El Gorg, donde pululan cormoranes, zancudas y lagartos de cola roja.

De Tarragona, precisamente por su afluencia multitudinaria y su cercanía al importante centro petroquímico, se valora este año el esfuerzo de limpieza en entornos urbanos como los de Miracle y Arrabassada. En la lista de la capital tarraconense también figura el remanso natural de cala Fonda (Waikiki) y su hermana, Calabecs, o Roca Plana, incluidas en el espacio de interés natural Tamarit-Punta de la Mora.

Ispaster, que significa "orilla de mar", se encuentra en un tramo de costa vizcaína donde apenas se deja ver ésta, un municipio rico en paisaje de prados, pinos, caseríos. En su calita de Ogeia es posible disfrutar, junto a los pinos y merenderos a pie de mar, del dominio de la erosionada naturaleza costera. Ir con marea baja.

La Comunidad Valenciana ha conseguido ocho banderas en 2007, entre ellas, La Cala de Finestrat, donde convergen los términos municipales de Villajoyosa, Benidorm y Finestrat. Es amplia y de ella parte un sendero virgen algo empinado a la torre del Aguiló.

Campañas anteriores

Anterior a 2007 es la bandera de Zarautz (Guipúzcoa), clásica del verano cantábrico. El propio mar con su fuerte oleaje, muy valorado por los surfistas, hace una eficaz labor antes y después de las cuadrillas de limpieza.

Puestos a recorrer con el dedo la lista de playas abanderadas con anterioridad a este año destaca, entre las mejor gestionadas y planificadas de Valencia, la playa Norte de Gandía y la colindante y huérfana de edificaciones, y por ende más seductora, playa d'Ahuir, con dunas y pasarelas elevadas. Pocos saben que las caletas de piedrecillas de Vinaròs (Castellón), muy tranquilas en agosto, son una extraordinaria alternativa a la masificación levantina.

En cuanto a ser objeto de mimos y cuidados, pocas ganan a Las Canteras, como no podía ser de otra manera en una de las playas más populares y queridas en el archipiélago. Es el pulmón urbano de Las Palmas de Gran Canaria, en donde sorprende el ritmo constante que vive las 24 horas del día. Las Canteras está llamada a convertirse en una de las primeras playas europeas incluidas en la Red Europea de Espacios Naturales. Hasta dispone del portal www.miplayalascanteras.com, alentado por el fotógrafo Tino Armas.

A Coruña también hizo bandera de sus cuidados medioambientales con los arenales urbanos de Riazor y Orzán, entre otros.

VICTORIA 'CUM LAUDE'

LA PLAYA URBANA estrella de Andalucía, la gaditana de la Victoria, de tres kilómetros de largo, fue en 2000 la primera en ser certificada en España por Aenor. Y ya renovó dos veces la ISO 14.001: en 2003 y 2006.Y vista la mejora continua exigible a las playas con tal certificación, es de lógica pensar que la playa de la Victoria sea uno de los espejos en los que debiera mirarse el resto, en especial las ciudades con intensas afluencias de bañistas. En esta orilla atlántica ondea además la bandera azul desde 1987 y la Q de calidad desde 2004. Para los 100.000 visitantes diarios que la disfrutan entemporada alta hay dispuestos150 operarios de mantenimiento,8 tractores, 8 máquinas limpiaplayas, 6 rampas para bañistas minusválidos y se reparten 20.000 ceniceros ecológicos. Todo lo cual eleva la factura anual a tres millones de euros, que cubren también la fiesta principal del verano, consistente en celebrar una gigantesca barbacoa (obtuvo el récord Guinness) que se celebra sobre la arena tras la final del Trofeo Carranza.

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