Todo por una patria ajena

Los ejércitos están formados por la élite, por la tropa y por los que habitan la esquina más recóndita, denostada y sospechosa de la milicia: los soldados de origen étnico distintos de la mayoría que ni siquiera tienen los mismos derechos que sus compañeros, que normalmente andan acosados y hasta pisoteados en la vida civil, pero que defienden a su patria (?) con el mismo ardor guerrero que se le supone a los ciudadanos de pura cepa. Como los africanos que, sin haber estado nunca en Francia, se alistaron en el Ejército galo para defender a la metrópoli de la invasión nazi durante la II Guerra Mundial. Hombres a los que homenajea en la notable Days of glory el parisiense de origen argelino Rachid Bouchareb, interesado en la inmigración en sus seis largometrajes anteriores (de los que sólo se ha estrenado en España Little Senegal, del año 2001).

El director ha compuesto una película bélica en toda regla que destaca por el excelente retrato de personajes. Cada carrera, cada disparo, cada saludo, cada encuentro amoroso, cada grito de rabia ejercido por los cuatro protagonistas es vivido por el espectador con gran cercanía. Dotados de características físicas, humanas y sociales muy distintas (como debe ocurrir en un grupo tan reducido de personajes principales), el cuarteto vive la contienda de un modo tan distinto como clarificador y así es percibido por la platea. Bouchareb cuenta la odisea mezclando muy bien las secuencias íntimas, de diálogo, de reflexión o de sufrimiento mental, con las escenas puramente físicas. Sin abusar de lo uno ni de lo otro para terminar conformando una clásica cinta de guerra en la que encajan a la perfección las esporádicas canciones del argelino Khaled, ideales para acompañar (sin redundar) los sentimientos de los protagonistas. Además, tratándose de una producción no excesivamente cara (unos 13 millones de euros), el director consigue un calculado realismo y una acusada garra en las escenas de tralla pura y dura, donde las coreografías bélicas están realizadas con sencillez pero con eficacia.

Eso sí, quizá donde más cojee la película sea en el mensaje transmitido, y en este sentido la parte final se hace demasiado explícita y un tanto discursiva, sobre todo en el innecesario epílogo de carácter reivindicativo.

Ya había quedado claro a lo largo del metraje que los africanos eran tan valientes y tan merecedores (o más) de las pensiones de guerra como los franceses, pero verbalizarlo excesivamente lo único que consigue es reducir su altura dramática.

Tráiler ‘Days of Glory’