Modelo educativo
Entraron en el restaurante y se sentaron en una mesa próxima. Matrimonio y dos hijos. Chico, de unos 13 o 14 años, y chica, de menor edad. El muchacho absorto con una videoconsola portátil en sus manos, de la que parecía no poder apartar la vista. No pude evitar alguna ocasional mirada para comprobar lo invariable de la situación. El muchacho engulló una pizza sin apartar la vista del juego y sin pronunciar palabra, y así hasta finalizar la comida. Al levantarse de la mesa, y antes de salir, mientras nuestro protagonista seguía hipnotizado por la pantallita, la amorosa mamá le abrochaba los botones de la cazadora. Me percaté entonces de que el hijo casi superaba en estatura a la mamá. ¿Qué se puede añadir a esto? ¿Qué comentario hacer? Imaginen ahora por un momento que nuestro protagonista sufra algún tipo de problema escolar, de adaptación, de violencia, disciplina, fracaso escolar, etcétera. Y adivinen quién será el culpable. Yo se lo diré. El profesor, el director, los demás, el psicólogo, las leyes, el sistema o el Gobierno. ¿Los padres? Nunca. Se acabaron los comentarios. Triste, pero esto es lo que hay.
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