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Mugabe ordena detener de nuevo a jefes de la oposición de Zimbabue

La policía arresta brevemente al principal líder disidente del país

Morgan Tsvangirai, líder del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), principal opositor al régimen totalitario de Robert Mugabe en Zimbabue, fue detenido ayer a mediodía junto a otras 20 personas, después de que la policía irrumpiera en la sede del partido en Harare, la capital del país. La segunda detención de Tsvangirai en menos de un mes supone una nueva prueba de fuerza de Mugabe.

Esta nueva oleada represiva de Mugabe está dirigida esta vez no sólo a su oposición interna, sino también a los líderes africanos que se reunieron ayer en Dar Es Salam (Tanzania) para debatir la situación explosiva creada en el país.

La segunda detención de Tsvangirai se produjo cuando policías antidisturbios acordonaron el edificio del MDC y procedieron a la detención de todos cuantos estaban allí. El líder de la oposición se disponía a ofrecer una rueda de prensa para denunciar la desaparición de activistas del partido y el continuo hostigamiento policial. Tsvangirai no ha permanecido callado desde su primer arresto, hace poco más de dos semanas. El pasado martes, durante el funeral de Gift Tandare, el militante muerto por balas de la policía cuando se disponía a asistir a un mitin, el político llamó al boicoteo de las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo año y a las que Mugabe, de 83 años, tiene intención de presentarse.

"Nunca concurriremos a unas elecciones cuyos resultados están predeterminados", dijo en alusión a los comicios de 2002 que dieron la victoria al partido de Mugabe, el Zanu-PF, al que se acusó de haber usado intimidación para conseguir votos. "No odio a Mugabe, pero creo que necesita atención psiquiátrica", añadió Tsvangirai.

La escalada de la violencia en Zimbabue se inició el mes pasado cuando el Gobierno prohibió convocar mítines. El pasado día 11 la policía arrestó a Tsvangirai junto con decenas de militantes que se dirigían a un mitin. Las imágenes del opositor magullado y cojeando, con el cráneo fracturado, sublevaban de nuevo a la opinión internacional y con ella a los países africanos, acusados de obviar la situación en Zimbabwe para evitar oponerse a uno de los héroes de las luchas anticoloniales.

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