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Columna
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Testosterona y paridad

Han coincidido en el tiempo una serie de acontecimientos que han situado en el centro del debate la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Por un lado se ha publicado en el BOE el Estatuto de Autonomía para Andalucía, que en su artículo 107 exige la paridad en todos los órganos. De manera casi coincidente ha entrado en vigor la Ley de Igualdad, una de las de mayor calado social de la legislatura, que adopta una serie de medidas encaminadas a lograr la igualdad efectiva entre sexos con la superación de todo tipo de discriminación. Derivado de la aplicación del Estatuto ha sido la decisión del Defensor del Pueblo de no presentar su propuesta de adjuntos al Parlamento porque no cumplía el requisito estatutario de la paridad. Por último, dos mujeres quieren cargar un paso de Semana Santa en Córdoba y se han visto envueltas en la polémica cuando el hermano mayor de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores en un principio lo prohibió (con el argumento de la falta de fuerza y los roces bajo el paso) y luego lo ha permitido de manera excepcional.

Es obvio que la situación de la mujer ha conseguido avances espectaculares en la democracia española, por mucho que quede terreno por conseguir, sobre todo en la equiparación de salarios, en los niveles de desempleo, en el acceso a puestos de responsabilidad y en la eliminación de la violencia machista. Son asuntos primordiales que los poderes públicos llevan a cabo con intensidad en los últimos años. Nunca he sido partidario de las cuotas y no voy a cambiar de opinión porque lo diga el Estatuto o la Ley de Igualdad .No me parece un buen sistema ningún procedimiento de discriminación, por muy positiva que esta sea. Pero es asunto que ya forma parte de la legislación y no queda otra que cumplirlo con exactitud. Así que comprendo la actitud del Defensor del Pueblo Andaluz y me parece bien que su reacción haya supuesto un aldabonazo para que en el Parlamento Andaluz se inicie un debate que obligue a los partidos a cumplir las normas con rigor. De paso no estaría de más que los órganos de extracción parlamentaria no se usasen para colocar a todos los que no tienen acomodo en listas electorales o para liberar a gente con destino en los aparatos partidarios.

Para los adjuntos al Defensor del Pueblo ha transcendido de IU nombres del organigrama interno de la misma manera que el Partido Andalucista colocó en su día a un dirigente de su partido o que en el Consejo de la RTVA está el paradigma Juan Ignacio Zoido dedicado a vender su detergente con el dinero público.

Lo de las costaleras cordobesas es asunto curioso, porque ha ido a dar en la médula de lo más rancio de la sociedad andaluza. El mundo cofrade es machista, reaccionario y misógino, con un pensamiento libidinoso: eso del roce bajo el paso es de mente calenturienta. Cosa bien distinta es que no alcanzo a comprender el interés de las dos muchachas por cargar un paso, con lo que pesa y lo que se tiene que sudar ahí abajo .Es mucho mejor tomarse las vacaciones para viajar o para descansar. Tiene que haber de todo en la viña del señor (¿se escribirá con mayúsculas?¿es una blasfemia la minúscula?).

La semana alcanza su cenit con el campeonato de mundo de motos en Jerez. Es uno de los reductos más machistas que quedan. Las motos es un ámbito masculino, no sólo porque no compite ninguna mujer, sino porque los moteros son en su inmensa mayoría hombres, y si hay mujeres van de paquete en la moto o son azafatas vestidas de manera sugerente en los boxes. Es un mundo para el alarde masculino, para la exhibición del macho, a ver quién la tiene más grande, a ver quién hace el caballito, quién quema más neumáticos, quién corre más de prisa. Es decir, para la testosterona y otras fantasmadas por el estilo, con alguno que termina en el hospital o en el cementerio. No entiendo cómo ninguna feminista o ningún órgano de la administración hayan dicho nada al respecto. El mundo de las motos es tan machista como el cofrade: la mujer de adorno, en un lugar con mantilla y en otro provocativa.

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