_
_
_
_
_
Entrevista:Víctor García de la Concha | IV CONGRESO DE LA LENGUA

"La lengua es lo que se mueve"

Juan Cruz

El director de la Real Academia Española confía en que el congreso de Cartagena de Indias recoja lo que se habla, no lo que estiman los filólogos.

"Un informe sobre el habla indica que la unidad lingüística supera el 93%. Vas a América y nos entendemos"

Sentado en su despacho de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, asturiano de 1934, que rige los destinos de la entidad desde 1998, no parece el hombre ajetreado que ha dedicado cada minuto de los últimos meses a organizar el IV Congreso de la Lengua de Cartagena de Indias. Tranquilizado acaso por el silencio reconfortante del recinto de la madrileña calle de Felipe IV, el antiguo crítico de poesía y catedrático de Literatura Española en la Universidad de Salamanca tiene tiempo para hablar de lo que pasará y también de lo que ha pasado con los congresos de la lengua, que empezaron en Zacatecas (México), cuando dirigía la Academia su colega Fernando Lázaro Carreter.

PREGUNTA. Menuda tarea.

RESPUESTA. La compartimos con el Instituto Cervantes... Después del primer congreso, el de Zacatecas, la Academia Española firmó un convenio con el Cervantes para responsabilizarse de la organización académica de los congresos. Es decir, que nosotros, de acuerdo con las academias americanas, establecemos el tema central del congreso, su título, hacemos un borrador de las secciones y vamos haciendo una primera selección de las personas que en nuestra opinión deben ser invitadas a participar, siempre teniendo en cuenta que no es bueno repetir... Porque de lo que se trata es de que haya una representación de todos los países y de que esto se vaya renovando.

P. ¿Qué prima en la selección de asuntos?

R. Éstos no son congresos científicos de la lengua. Son foros de reflexión, cada vez más abiertos a los más distintos sectores. La lengua es sustrato de todo lo que se mueve. Y en este congreso hay científicos, hay arquitectos..., se pretende que recoja lo que se va hablando, no lo que los científicos de la lengua estiman que es asunto de su especialidad.

P. El de Zacatecas fue un buen póster... ¡Aquel discurso de García Márquez en contra de la ortografía!

R. Imagínese. Ese congreso fue idea de Ernesto Zedillo, entonces presidente de México. Él lanzó la idea de que fueran foros permanentes y que se establecieran con una periodicidad determinada. Allí se propuso que Colombia fuera el segundo país en organizarlo, pero no pudo asumirlo. En una reunión que tuvimos en casa de Eulalio Ferrer [prócer español exiliado en México, apasionado de Cervantes], Zedillo me pidió que le comunicara al Gobierno español su deseo de que España tomara el testigo y organizara el segundo congreso, que se hizo en Valladolid. Y después se hizo el de Argentina... Este último fue muy laborioso de preparar. Fíjese que en Argentina se sucedieron cuatro presidentes desde que el país asumió la idea de montarlo. Lo hicimos en Rosario, y allí fue donde Colombia manifestó mucho interés en hacerlo ahora. Y ahí estamos.

P. Le decía que aquel congreso de Zacatecas fue un gran póster de los congresos, gracias a aquel exabrupto ortográfico de García Márquez...

R. Así fue... Alguien del Instituto Cervantes me decía: "Ojalá alguien agitara tanto las aguas en cada congreso". Lo de García Márquez fue en efecto un exabrupto. Pero tiene una raíz personal. Él dice que siempre tuvo muchos problemas con la ortografía. Soy ahora un testigo privilegiado de que es un escrupuloso y obsesivo corrector de cuanto escribe. Llega al escrúpulo. ¡Un punto mal puesto le saca de quicio y no quiero ni pensar cómo se pondría ante una errata!

P. Claro, ahora habrá visto cómo corrige Cien años de soledad...

R. Sí, para la edición conmemorativa de las academias... Hicimos unos cuadros comparativos de todas las ediciones que se han hecho, y él nos anunció que revisaría y fijaría definitivamente el texto. ¡Y con qué escrúpulo lo hizo! Con una meticulosidad obsesiva... Y lo que él hizo en Zacatecas, en su famoso discurso sobre la ortografía, fue proponer una vuelta a la ortografía con una ética estricta.

P. Y luego vino a la RAE, como si hiciera penitencia...

R. Había pasado Zacatecas, y un día fui al hotel Palace, de Madrid, con Fernando Lázaro, nuestro director. De repente me encontré con Carlos Fuentes, quien nos lleva a donde estaba precisamente Gabriel García Márquez... Fernando le dijo: "Me quito el sombrero ante un escritor que se pasa por debajo del arco del triunfo toda la ortografía...". A raíz de ese encuentro, Juan Luis Cebrián organizó un almuerzo en el que nosotros le explicamos a Gabo lo que supondría cambiar la ortografía... Y sí, vino a la Academia. Fue un encuentro excelente, conmovedor.

P. ¿Y cómo le sonó a usted lo que dijo en Zacatecas?

R. Me sonó como una reencarnación de Sarmiento; quizá quería proclamar la necesidad de una didáctica de la ortografía más fácil... Cuando en Francia abordaron una revisión ortográfica se produjo una verdadera revolución. En Alemania pasó lo mismo. ¡La ortografía: ojo al Cristo que es de plata! Una de las grandes conquistas de la lengua es la unidad de la ortografía, que se logró entre 1884 y 1927... Mira lo que pasa en Brasil y Portugal, porque la unidad ortográfica no existe...

P. ¿Y ya está fijada entre nosotros, es inamovible?

R. A veces en la ortografía se cuelan imprecisiones, y ésas son las que hay que modificar. Hay que mantener una ortografía muy actualizada en la enseñanza. En Medellín [en el congreso de las academias] vamos a hablar de una próxima edición de la ortografía, y a ver si la hacemos muy del siglo XXI...

P. ¿En qué estamos obsoletos, en el uso de la ortografía?

R. Ya hay unas convenciones, pero debemos tratar más lo que pasa con las palabras en lengua extranjera, con el lenguaje de la publicidad, con las consecuencias de la irrupción de la cibernética... Convendría fijar algunas normas.

P. ¿Qué le preocupa más, la ortografía o la sintaxis?

R. Las dos cosas. Son las dos grandes bases de la unidad de la lengua... El léxico es mucho más abierto, y las diferencias son subsanables. El español tiene una estructura muy sobria. En un informe que se hizo sobre el habla en Madrid, en comparación con el que se habla en México, se llegaba a la conclusión de que la unidad supera el 93%. Vas a América y nos entendemos.

P. Pues un escritor mexicano, José Emilio Pacheco, cuenta lo que le pasó en un hotel de Madrid, cuando llamó a recepción y dijo: "Señor, se me dañó la tina y no funciona la regadera".

R. Y el recepcionista no entendió nada... Pero las diferencias léxicas las resuelve el contexto.

P. Nunca hablaremos igual.

R. ¡Gracias a los dioses! El romance es la base, pero en cuanto la lengua empieza a andar incorpora elementos de otras hablas y se va enriqueciendo. Todas las lenguas son consecuencia de mestizajes. Y la mestiza por excelencia es el español.

P. Si usted fuera un cirujano de la lengua, ¿por dónde empezaría a operar en el caso del español?

R. Creo que la lengua española está en un momento de expansión muy importante, y tiene su base de expansión en Latinoamérica. La propia globalización hace que todas las lenguas estén haciéndose préstamos. Actualmente, los mayores estímulos le vienen al español del inglés. El inglés se ha convertido en una lengua franca, de comunicación, de la ciencia, del comercioAntes fue el francés. Y antes aún fue el latín. Siempre ha habido lenguas francas... El gran reto del español ahora es consolidarse como lengua internacional, conseguir el mayor reconocimiento en el ámbito diplomático y en los organismos mundiales. Pero lo más importante es que se incorpore como lenguaje de las nuevas tecnologías.

P. Un investigador británico ha dicho que en 2050 va a haber más hablantes de español que de inglés...

R. No sé si vamos a poder desplazar al inglés, no lo sé. En cualquier caso, el español está en un momento expansivo, y con una ventaja enorme. Y la ventaja es la unidad enorme que tiene el español.

P. ¿Es cierto que los periodistas hacemos que se hable un peor español?

R. Hablé mucho con Fernando Lázaro de esto... Como en cualquier gremio, en periodismo hay profesionales buenos, regulares y malos... Hay una gran responsabilidad en el periodismo; los periódicos han influido para bien y para mal en el uso de la lengua. El peligro está más en la comunicación oral que en la escrita. Los medios de comunicación deberían volver a la sana costumbre de la corrección.

P. ¿Es un tópico que se habla mejor en América Latina?

R. Los niveles de corrección no pasan tanto por países cuanto por niveles de personas. Hay países de Latinoamérica que tuvieron muy a gala el cuidado de la expresión. Y es verdad que en muchas zonas de América con menos progreso económico se conservó un español más cercano al aprendido de la tradición oral del Siglo de Oro... La globalización lo va nivelando todo.

P. ¿Qué espera del congreso?

R. No espero resultados concretos. Bueno, en el de la Asociación de Academias sí los esperamos, porque vamos a discutir y aprobar un estatuto que no significa nada más que la consagración en norma de lo que estamos haciendo. Llevamos trabajando en ello diez años. En cuanto al congreso de Cartagena, no creo que haya conclusiones. Estos congresos cumplen su función con reclamar la atención sobre la importancia de la lengua, que es un patrimonio activo... Es la matriz del pensamiento, de la expresión, de la capacidad del ensanchamiento personal de cada uno, de la libertad colectiva... Crear esta conciencia es ya una aportación.

P. Un congreso de palabras. ¿Y cuál es su palabra?

R. Hay tantas palabras hermosas... Amor, libertad, madre. Ser hombre de palabra. La ciudad de las palabras. Una buena ciudadanía no puede ser más que el producto de la palabra.

Víctor García de la Concha, en la RAE.
Víctor García de la Concha, en la RAE.RICARDO GUTIÉRREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_