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La policía frustra el 'botellón' de Granada

Más de 10.000 jóvenes se reúnen en Sevilla, pero respetan las zonas acotadas por el Ayuntamiento

El botellón ha sido la forma habitual de muchos jóvenes de festejar casi cualquier cosa. El año pasado, se organizó un macrobotellón multitudinario en Granada gracias a los sms y correos electrónicos. En esta ocasión muchos han intentado repetir la hazaña, pero se han topado con más de 900 policías, que han hecho respetar la ley antibotellón, aprobada por el Parlamento andaluz el pasado octubre. Aunque el Ayuntamiento granadino ha habilitado una zona donde sí es legal consumir bebidas alcohólicas, el alcalde decidió prohibir la concentración por la "mala imagen" que causa a la ciudad. Donde los jóvenes sí consiguieron reunirse fue en Sevilla. Allí, y desde primeras horas de la tarde, miles de ellos bebieron en la calle en una jornada que transcurrió sin incidentes.

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La receta para conseguir un buen macrobotellón es sencilla: litros de alcohol, unos metros cuadrados de calle, mucha gente y miles de sms y correos electrónicos. Así se organizaron el año pasado los más de 20.000 jóvenes que se reunieron en Granada para celebrar la llegada de la primavera.

Este año, los e-mails pedían "que venga gente de toda España". Pero los que acudieron, se encontraban ayer en paradero desconocido. A primera hora de la tarde, nada indicaba que en el llamado botellódromo fuera a realizarse ninguna concentración significativa, entre otras cosas porque el espacio se encontraba ocupado por un circo que se disponía a iniciar sus primeras actuaciones.

Pese a esto, la Policía Local organizó un importante despliegue que desanimó a quienes se acercaban. Los jóvenes, que llegaban en pequeños grupos equipados con bolsas de supermercados repletas de botellas, eran informados por los agentes de las consecuencias que el botellón tendría para sus bolsillos. Nada más que hablar. Algunos daban la media vuelta y volvían a sus casas; otros, decidían buscar otro lugar sin éxito, ya que cada pocos metros una nueva pareja de la policía local volvía a disuadirles.

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El dispositivo, que se mantendrá durante todo el fin de semana, está integrado por 920 agentes de los cuerpos Nacional y Local de policía, según fuentes fuentes del ayuntamientoq. Además de impedir el botellón, tuvieron como cometido el prestar especial atención al consumo de alcohol por parte de menores, con la orden de informar de manera inmediata a la fiscalía de menores. Los agentes visitaron los establecimientos en los que se dispensaba alcohol, para advertir a sus responsables.

Para Francisco Campos, estudiante de Derecho, lo sucedido ayer en Granada era "lo esperado". En los últimos días, la convocatoria del botellón fue perdiendo fuerza ante las advertencias de los políticos. "Hemos querido intentarlo aunque sabíamos que de ninguna manera iba a ser como el año pasado", aseguró el joven, que no piensa darse por vencido y advierte de que "el año tiene muchos días".

El alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado (PP), mostró su satisfacción porque los jóvenes "hayan sabido entender las razones del ayuntamiento", aunque prefirió ser cauto a la hora de valorar la nula presencia de participantes a la espera de ver cómo se desarrollaba la noche. Mientras tanto, los jóvenes tomaban los parques y las calles del centro, eso sí, sin botellas, buscando cualquier espacio en el que el sol aliviara las bajas temperaturas que la primavera trajo consigo, en una tarde más propia de otros meses.

Superado el primer reto en su lucha contra el botellón, a Torres Hurtado le resta un último obstáculo antes de las elecciones: la celebración del Día de la Cruz, que cada 3 de mayo quiere ser celebrado por muchos como un botellón de fama internacional.

Donde sí triunfó la convocatoria fue en Sevilla. Entre 10.000 y 12.000 jóvenes acudieron entre las 15.30 y 18.30, según cálculos del Cecop. Desde esa hora, bebieron en la calle. Eso sí, en la zona autorizada por el Ayuntamiento, situada en la Bancada de la Expo, donde no molestan a vecinos o trabajadores. La policía vigiló durante todo el día que el resto de la ciudad estuviese libre de alcohol.

La medida fue aceptada de buen grado y aunque los más impacientes se paraban a beber por el camino, colaboraban con la policía cuando les pedían que continuasen hasta el botellódromo. Hasta allí acudieron jóvenes de otras provincias andaluzas para festejar la primavera, "aunque por celebrar, celebramos cualquier cosa", aseguraba un chico entre trago y trago. Otro grupo ofrece vasos, hielos y algo de ron. "¿Que por qué venimos? porque sale más barato que ir a un bar y porque aquí está todo el mundo", dice otra chica. Muchos otros estaban de acuerdo y aseguran que no renunciarán al botellón.

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