Bagdad recibe con un ataque la primera visita del secretario general de la ONU
El Gobierno iraquí negocia con la insurgencia un acuerdo contra los terroristas de Al Qaeda
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llegó ayer sin previo aviso a Bagdad, pero la sorpresa -desagradable- se la llevó él mismo cuando en mitad de la conferencia de prensa conjunta con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, explotó un proyectil de mortero a pocos metros. El terror se dibujó en el rostro del jefe de la diplomacia internacional, que acababa de referirse a la mejoría experimentada en Bagdad desde el inicio del plan de seguridad, hace menos de un mes. Curtido en el estruendo de las explosiones y en el horror que vive su país desde hace cuatro años, Maliki ni se inmutó.
"No hay que preocuparse", declaró Maliki tras una interrupción de segundos, en los que las cámaras captaron cómo caían sobre Ban partículas del techo, desprendidas por efecto del estallido. La oficina del primer ministro, donde se celebraba la conferencia de prensa, está en un extremo de la llamada Zona Verde, el perímetro de alta seguridad que alberga el mando militar y diplomático de EE UU y de los países que cooperan en la coalición internacional que lidera. El mortero cayó en el jardín del edificio, que también sirve de residencia al jefe del Gobierno.
La explosión restó protagonismo al anuncio realizado por Ban Ki-moon sobre un incremento de la ayuda de la ONU a la reconstrucción de Irak. "Tengo confianza en que vamos a ver próximamente una situación mejor, más segura, más próspera y más democrática para el pueblo y el Gobierno iraquíes. Asistimos a una mejora de la situación y yo sueño con incrementar la presencia de Naciones Unidas en Irak", declaró Ban antes de verse interrumpido por el impacto del mortero.
La visita del secretario general de la ONU se enmarca dentro de una gira de 10 días por Oriente Próximo, la primera que realiza a la zona desde que el pasado 1 de enero se hizo cargo de la diplomacia internacional.
"Estamos impresionados y preocupados por lo que podría haber ocurrido", declaró el embajador ruso ante Naciones Unidas, Vitaly Churkin. "Esto nos recuerda a todos la grave y difícil situación de la seguridad en ese país. Apoyamos el papel de Naciones Unidas en Irak", añadió el representante ruso.
El ataque trajo a la memoria el ocurrido contra el representante especial de la ONU para Irak, Sergio Vieira de Mello, en agosto de 2003, que segó su vida y la de otros 22 empleados de Naciones Unidas en el país árabe. El sangriento atentado redujo sensiblemente la participación del organismo en Irak.
El surcoreano Ban Ki-moon se había mostrado optimista sobre la posibilidad de ampliar la misión de la ONU en Irak y había realizado un llamamiento a los países vecinos y a la comunidad internacional para que ayuden al país a salir de la crisis que atraviesa.
Maliki, en unas palabras casi proféticas, había asegurado poco antes del ataque que "el terrorismo es el gran peligro para el proceso de unidad nacional iraquí".
Precisamente ayer, el director de Asuntos Internacionales del Ministerio de Reconciliación y Diálogo Nacional, Saad Yusef al Mutalibi indicó que, desde hace tres meses, el Gobierno iraquí mantiene conversaciones con algunos de los mayores grupos insurgentes para llegar a un acuerdo por el que unan sus fuerzas contra Al Qaeda hasta expulsar a esta organización y a sus terroristas de Irak. El funcionario señaló que las conversaciones pretenden convencer a las guerrillas de que cesen sus ataques al Gobierno y se unan a éste para luchar contra los hombres de Osama Bin Laden. "Estamos cerca de este acuerdo para formar un frente común que permita liberar a Irak de Al Qaeda", afirmó.
La búsqueda de este frente común ha permitido la salida de la cárcel de Ahmed Shibani, uno de principales consejeros del clérigo radical chií Múqtada al Sáder. Tras dos años bajo custodia de EE UU, Shibani fue recibido esta semana por Maliki.
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