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Gore regresa al Congreso de EE UU para pedirle que encabece la lucha por el clima

"Nuestros hijos y nietos nos preguntarán qué hemos hecho", dice el ex vicepresidente

Yolanda Monge

A veces parecía un profesor y a veces un predicador. Pero sigue siendo un político que ha decidido usar su repentina fama -casi se le conoce más por haber recibido dos oscars que por ser ex vicepresidente de EE UU- para alertar al mundo. Al Gore entró ayer en el Congreso por primera vez desde su derrota electoral en 2000 frente a George Bush. Y lo hizo para proseguir con su cruzada particular: salvar la Tierra. "Quiero dar mi testimonio sobre una crisis que amenaza la supervivencia de la civilización. Las consecuencias llevarán a la catástrofe si no actuamos rápido".

Lapidario y directo. A veces, incluso señalando con tono amenazante a los congresistas con su dedo índice. "Llegará un día en que nuestros hijos y nuestros nietos nos pregunten qué hemos hecho con el planeta". Pero no hablaba un activista; declaraba en una reunión conjunta de los subcomités de Energía y Comercio y Ciencia y Tecnología de la Cámara de Representantes un ex vicepresidente estadounidense. Gore fue recibido con cariño. "Bienvenido de nuevo, bienvenido a casa", le dijo el congresista de Michigan John Dingell, demócrata y presidente de la Cámara de Energía y Comercio.

Acabados los parabienes, Gore desplegó los datos: el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero deberían ser reducidos en un 90% de aquí a 2050 para evitar una crisis mayúscula. Para ello se debería prohibir la apertura de nuevas plantas eléctricas alimentadas con carbón, sobre las que no hay ningún control gubernamental. "Puede que haya una revolución para los pequeños productores de electricidad cuando se les diga que tienen que sustituir el carbón. Pero se les debe convencer con la idea de que algo similar es lo que ha hecho Internet con el intercambio de información", dijo Gore.

Los políticos demócratas que llegaron al Congreso el pasado mes de noviembre son conscientes de la importancia que el medioambiente va a tener en el debate político en los próximos años. Nancy Pelosi, la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, ha anunciado un cambio radical en la actitud del Congreso: "Durante 12 años, los líderes de la anterior Cámara reprimieron cualquier debate sobre calentamiento global. Esa forma de negar la realidad se ha acabado". Pelosi pretende tener lista toda la normativa sobre calentamiento global y dependencia de la energía para el 4 de julio, día de la independencia americana. De momento, nueve proyectos de ley han sido introducidos en la Cámara en dos meses.

El hombre que se define a sí mismo con humor como quien "solía ser el próximo presidente de Estados Unidos" reclamó ayer que el país fomente un nuevo tratado internacional sobre cambio climático y que el gobierno obligue a las empresas a hacer públicas sus emisiones de gases. "Este Congreso estará a la altura de las circunstancias y ofrecerá soluciones de peso a esta crisis. El planeta se enfrenta a una verdadera emergencia planetaria".

Irritado por los comentarios críticos con su tesis sobre el calentamiento global del republicano de Texas Joe Barton, Gore sonrió con exasperación. Cuando Barton acabó de situarle dentro de la órbita apocalíptica, el demócrata replicó: "El planeta tiene fiebre", dijo el hombre político "en recuperación", como se declara él mismo. "Si tu hijo tiene fiebre, lo llevas al médico. Si el médico dice que necesita tratamiento, no le contestas que has leído una novela de ciencia ficción en la que se dice que no es un problema. Lo que haces es ponerte en marcha".

El mayor desafío de la humanidad. Eso es para Gore el cambio climático. Frente a tan ambiciosa afirmación, la opinión de Bjorn Lomborg, político científico danés al que ha consultado la Cámara Demócrata: "Combatir el sida y la pobreza tendría más valor para la sociedad que afrontar el cambio del clima".

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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