Debate sobre el modelo español
"Desde la perspectiva española, todos los partidos quebequeses son nacionalistas", apunta Guy Laforest, profesor de la Universidad Laval de Quebec y ex presidente de Acción Democrática de Quebec. La afirmación es discutible, en la medida en que supone que los partidos españoles no nacionalistas renuncian a recabar más competencias del poder central, pero refleja bien, implícitamente, lo que en Quebec se considera nacionalista, no necesariamente separatista. El modelo español sirve, ocasionalmente, de ejemplo de reconocimiento de naciones sin Estado, particularmente, como señala el decano de Derecho de la Universidad de Girona y ex presidente del Consejo de Estudios Canadienses, Xavier Arbós, "por las posibilidades que brinda a la autodefinición de cada autonomía y por la capacidad de negociar sus estatutos directamente con el poder central, algo que el federalismo canadiense no permite". No deja de ser curioso que Dumont haya tomado prestada la definición de autonomista para reclamar "una Constitución quebequesa", que parece el equivalente a un estatuto de autonomía español.
Tras estudiar el proceso autonómico español, Laforest ha llegado a la conclusión de que la reforma estatutaria catalana puede ser una experiencia interesante. Hace unas semanas, se entrevistó con el lehendakari Ibarretxe para responder a la consabida pregunta de qué podría aprender Euskadi de Quebec. "Lo primero que hay que aprender es que no hay modelos que se puedan exportar. La idea de una serie de referendos no me parece la solución en el caso vasco, porque el referéndum puede ser muy peligroso; debe ser la última maniobra a realizar una vez ejercidas todas las demás". El profesor quebequés cree que existe un paralelismo entre el concepto de "España plural" que maneja el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el del "pluralismo nacional" del primer ministro de Canadá, Stephen Harper.
