Un dragón guarda el castillo de Alcalá
El ingeniero José Luis Manzanares ha proyectado un puente figurativo y colorista para cruzar el río Guadaira
El castillo de Alcalá de Guadaíra ya tiene quien lo guarde. Es un dragón con escamas de colores brillantes que desde su cola en punta de flecha hasta su enorme y desafiante boca abierta mide 145 metros. Semejante fiera defiende un castillo almohade del siglo XI, el conjunto fortificado más importante de la provincia de Sevilla, y, como es un dragón bueno, despliega sus alas para que vehículos y peatones puedan cruzar el río Guadaira. Resulta que el dragón es un puente o, en palabras de su creador, una "estructura épica" que aspira a convertirse en símbolo del pueblo, algo así como lo que representa la salamandra de Gaudí para Barcelona. El guardián del castillo -que así lo ha bautizado su creador el ingeniero sevillano José Luis Manzanares- comenzará a trabajar el próximo día 28 cuando se inaugure el proyecto que incluye el puente y tres kilómetros nuevos de carretera y que ha contado con un presupuesto de 10 millones de euros.
José Luis Manzanares, presidente del grupo Ayesa, se presentó al concurso que convocó la Consejería de Obras Públicas de la Junta en 2001 para construir un nuevo puente sobre el río Guadaira a los pies de su famoso castillo y que fuera la prolongación del vial del Zacatín desde la SE-410 hasta la carretera A-392. Este ingeniero, trianero de 65 años y catedrático de Estructuras en la Escuela de Arquitectura de Sevilla, es una rara avis en su profesión ya que cuando proyecta un puente parte "de una historia real o una leyenda y la incluye en la construcción", lo que él llama una "estructura épica", como la que ya ha levantado en la Granadilla, en Tenerife, y la que está en construcción en Córdoba que se llamará puente Abbas ibn Firnas, en honor a un ingeniero andaluz del siglo IX que deslumbró a la corte de Abderramán II con su máquina de volar. En esta ocasión, Manzanares, que en Sevilla firma el puente del Cachorro, ha optado por una solución figurativa, algo totalmente inusual en el trabajo de un ingeniero.
El dragón es el sostén del puente de hormigón autocompactante y las dos vías que circulan a cada lado de su cuerpo, que serpentea mostrándose por arriba y por debajo del puente, son sus alas desplegadas. El dragón, como casi todo el Parque Güell de Barcelona está recubierto de trencadis -los azulejos fragmentados que tan famosos se han hecho gracias a la obra de Gaudí-, una técnica que según el ingeniero ya se usaba en Al-Andalus y que él ha querido recuperar como herencia árabe.
"Cuando me planteé este proyecto pensé que al tratarse de un zona de parque, un espacio rústico, necesitaba una pieza que despertara la imaginación de los visitantes, especialmente de los niños y así nació la idea del dragón, casi a la par que un cuento que he escrito que se llama El guardián del castillo", explicó ayer José Luis Manzanares, quien desde 1995 ha publicado ocho novelas.
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