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Reportaje:

¡Atención alérgicos, la primavera ya está aquí!

Los médicos alertan de que la polinización de las gramíneas y del olivo será muy intensa este año si no llueve

Manuel Planelles

Los botánicos y alergólogos de Andalucía están mirando al cielo. Al cielo y a sus ordenadores. Están a la espera de las predicciones meteorológicas para poder trazar un mapa preciso acerca de cómo van a pasar la primavera los alérgicos andaluces.

La vista la tienen puesta en dos tipos de pólenes: el del olivo y el de las gramíneas, los dos que más afectan a la población andaluza. Según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), hay un millón de andaluces alérgicos al polen. De ese millón, un 48% lo es al del olivo y un 39% al de las gramíneas.

Y hay un dato preocupante para los alérgicos. Según los estudios de aerobiología, la polinización de estas dos especies coincidirá en el tiempo este año. Las primeras previsiones establecen una concentración "muy intensa" de gramíneas. En el caso del olivar, todo depende de las precipitaciones que se produzcan durante la primavera. Si no llueve, las concentraciones serán "intensas".

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Además de estas dos plantas, hay otros tipos de alergias vegetales que también están cobrando fuerza en los últimos años. Es el caso del plátano de sombra, un árbol ornamental de los entornos urbanos que en estos momentos está en plena polinización. La Red Española de Aerobiología (REA), radicada en Córdoba, ha previsto para esta semana una concentración alta de los pólenes de plátano de sombra.

Carmen Galán es la coordinadora de REA. Las predicciones de esta red, dependiente de la Universidad de Córdoba, se realizan gracias a los cerca de 50 medidores que tienen instalados en todo el país, 12 de ellos en Andalucía. Publican estimaciones a corto plazo, con unas dos semanas de vigencia, en su web (http://www.uco.es/rea).

Por el momento, sólo tienen las concentraciones relativas al plátano de sombra y al ciprés. "Para saber exactamente lo que va a ocurrir con otras especies más tardías como el olivar hay que esperar a las predicciones meteorológicas". Uno de los factores importantes para saber si será o no intensa la polinización del olivar son las precipitaciones. "Si no hay lluvias en los meses de abril y mayo, serán intensas", afirma Galán. Si llueve, lo previsible es que "no haya concentraciones altas de polen del olivar".

Lo que sí tiene claro Galán es que el olivar y las gramíneas "coincidirán en el tiempo en su periodo de polinización". Se trata de un fenómeno, ligado al calentamiento del planeta, que se lleva produciendo desde hace unos años.

En el caso de las gramíneas las precipitaciones afectan de manera diferente a como lo hace en el olivar. "La lluvia provoca que se regeneren y vuelvan a producir más polen", afirma Carmen Moreno, vicepresidenta de Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica y doctora del Hospital Reina Sofía de Córdoba.

El olivar tiene un solo ciclo anual de floración. Si llueve durante la primavera, el polen del olivo se limpia de la atmósfera y hay una menor concentración. Pero, en el caso de las gramíneas, aunque la lluvia pueda acabar con el polen que ya está en el aire, esas plantas vuelven a emitir más a la atmósfera después de las precipitaciones.

Para conocer las concentraciones futuras de gramíneas también hay que tener en cuenta cómo ha sido el invierno. Según el SEAIC, tras el discreto aumento de las lluvias entre los meses de octubre y enero, se espera que esta primavera haya una "muy intensa" concentración de pólenes de gramíneas en Madrid, Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla León.

Ante esta situación, los alergólogos recomiendan, antes de que llegue la época de polinización, someterse a los tratamientos preventivos con fármacos. "Decimos a los pacientes que los tomen antes para así evitar luego los tratamientos sintomáticos", detalla Francisco Guerra, jefe del Servicio de Alergias del Hospital Reina Sofía de Córdoba. "Si estos fallan, lo que hay que hacer es combatir los síntomas", remata el doctor Guerra.

El impacto del polen de las gramíneas y del olivo también tiene una lectura económica. Las gramíneas, que son esas plantas que invaden las cunetas de las carreteras, no son cultivos que generen riqueza. Los olivos sí. "Estamos obligados a inventar algo efectivo contra el polen del olivo, porque no vamos a arrancar los miles de árboles de Andalucía", afirma Moreno, quien apuesta por seguir investigando en el campo de las vacunas.

Sobre todo, si se tienen en cuentan las previsiones de aumento del número de alérgicos en los países desarrollados. "Se estima que, para 2025, entre el 35 y el 50% de la población estará sensibilizada", asegura Moreno.

Detrás de este crecimiento constante -hace 20 años sólo el 10% de los habitantes de los países occidentales sufría alergia- hay dos factores: la contaminación y los avances del sistema sanitario. Por un lado, el CO2 hace que las proteínas de los pólenes sean más agresivas. Por otro, y aunque resulte paradójico, la buena salud en los países desarrollados provoca un aumento de estas patologías. "El sistema inmunológico está concebido para luchar contra los elementos extraños perjudiciales, pero en occidente tenemos este sistema ocioso y se vuelve contra partículas inofensivas como las del polen", afirma Moreno.

Ante esta situación hay dos vías de estudio abiertas para combatir las alergias. Desde la botánica, se está investigando cómo hacer más precisas las predicciones de concentraciones no sólo del polen, sino de los componentes que desencadenan las alergias. Desde el campo de la medicina, se avanza en que los diagnósticos estén más localizados. Es decir, en crear fármacos específicos en función de cada zona.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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