La plantilla de Anesvad pide la dimisión del presidente por el daño "irreparable" causado
Los trabajadores anuncian cambios internos para mejorar la transparencia de la ONG
Los cerca de 60 trabajadores de Anesvad pidieron ayer la dimisión de su presidente, José Luis Gamarra, encarcelado desde el domingo por un presunto delito de apropiación indebida de fondos. Los empleados de la ONG vasca afirmaron que Gamarra debe abandonar su puesto "independientemente del fallo final del juez", al valorar que el daño causado a la imagen de la organización es "irreparable". En su primera comparecencia pública tras este escándalo, se comprometieron a promover cambios internos en Anesvad "para mejorar la transparencia" de esta ONG.
Una treintena de los empleados de la sede central de Bilbao compareció ante la Prensa para valorar el encarcelamiento del actual presidente de Anesvad, que gestiona al año más de 35 millones de euros y el pasado año participó en 122 proyectos para combatir la lepra, la explotación sexual infantil o garantizar la atención primaria de la salud. Como hicieron la pasada semana, tras conocerse la detención de Gamarra, insistieron en que la investigación judicial "incumbe exclusivamente" al afectado. "No nos responsabilizamos de las presuntas acciones ilícitas y seguiremos colaborando activamente con la Justicia", aseguraron.
Pese a precisar que respetan la presunción de inocencia y que, de momento, no hay imputaciones formales contra el presidente, señalaron que están en "la obligación" de pedir la dimisión de Gamarra al haber causado un daño irreparable a Anesvad. La plantilla, que ha constituido una junta rectora de tres personas, mostró ayer su intención de incorporar a ese comité a personas externas a la ONG. Aseguraron que en los próximos meses estudiarán el funcionamiento interno de la organización y "se llevarán a cabo todos aquellos cambios que se consideren necesarios para mejorar la transparencia". Ex empleados han denunciado la gestión "oscurantista" de Gamarra, quien llegó a afirmar que la entidad era "una dictadura" en la que sólo se cumplía su voluntad.
Los trabajadores anunciaron en su comparecencia que proseguirán con su trabajo de cooperación al desarrollo. Una veintena de trabajadores abandonó hace año y medio la ONG al descubrirse un desfalco de dos directivos y que no se presentase una denuncia al alcanzar los implicados un acuerdo privado con Gamarra.
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