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Las protestas persiguen al mandatario hasta el final de su gira

Antonio Caño

Las protestas callejeras con las que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, empezó este viaje en la ciudad brasileña de São Paulo le siguieron hasta la pequeña y habitualmente tranquila Mérida, en la península de Yucatán, hasta donde el Gobierno mexicano trasladó esta primera cumbre con Felipe Calderón para evitar lo que podría haber sido una verdadera pesadilla de seguridad.

La capital de México, todavía bajo la resaca de las fuertes movilizaciones que siguieron a la victoria electoral de Calderón, parecía un lugar desaconsejable para dar la bienvenida a un presidente norteamericano con índices de desaprobación que superan ampliamente el 60%.

En Mérida la situación ha sido mucho más manejable, pero eso no ha impedido algunas marchas y actos de violencia. El martes por la noche, unos pocos cientos de personas, en su mayoría muy jóvenes, se manifestaron ante la sede del Gobierno regional, patearon y apedrearon a los policías y trataron de forzar las puertas del edificio. Veinte personas resultaron heridas, entre ellas 11 policías, y tres fueron detenidas por unas horas. Después denunciaron que habían sido maltratadas.

Otro grupo de manifestantes arrojó todo tipo de objetos contra las vallas de hierro que rodean todo el conjunto de hoteles en los que se encuentran las delegaciones mexicana y norteamericana. Esa zona, de varias manzanas, está aislada del resto de la ciudad y se encuentra fuertemente custodiada. La prensa mexicana se refiere a ella como "zona cero".

Jóvenes manifestantes

Los manifestantes son, por lo general, de poca edad, algunos de ellos actúan con capuchas o pañuelos que les tapan el rostro y suelen recurrir a la violencia. Algunos de los vecinos de Mérida comentaron a los periodistas que son gente llegada hasta aquí desde otros lados del país. Jóvenes de similar apariencia, que recuerda a las de los participantes en muchas de las manifestaciones antiglobalización llevadas a cabo en otras partes del mundo, se han visto en los actos de protesta en otras ciudades por las que ha pasado el presidente Bush.

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Muestras de desaprobación a la visita del presidente norteamericano, además de esas escenas callejeras no muy concurridas, se han visto reflejadas en comentarios en los medios de comunicación y, aunque no en Mérida, en alguna otra marcha (en la capital uruguaya, Montevideo, o São Paulo) con participación de sindicatos y grupos de izquierda moderada.

[En la capital mexicana, cientos de manifestantes se enfrentaron ayer a los policías que protegían con vallas el edificio de la Embajada de Estados Unidos. Tras una hora de recibir pedradas y todo tipo de objetos, la policía respondió lanzando gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes].

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