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El viento huracanado rompe 258 árboles y arranca miles de ramas

Cedros y otros ejemplares de hoja perenne, los más afectados

Brigadas especiales de jardineros municipales y agentes de parques y jardines, así como conductores y leñadores, iniciaron a primera hora de ayer una de las jornadas más laboriosas de los últimos 15 años en Madrid. Y ello a consecuencia de los efectos dejados sobre el arbolado de la ciudad por los vientos huracanados de hasta 110 kilómetros por hora que, desde el día anterior, miércoles, azotaron la ciudad. Tanto, que dañaron ramas, copas y troncos de miles de árboles de alineación, así como otros tantos pertenecientes a los principales jardines y parques de Madrid.

La contabilidad oficial sobre las pérdidas tardará aún en ser precisada del todo, pero fuentes municipales anunciaron la caída y consiguiente pérdida de hasta 258 árboles en las masas arboladas de la Casa de Campo (53); el parque del Retiro (36); parque del Oeste (17); el parque Juan Carlos I (9); el de la Fuente del Berro, dos, y parque de El Capricho, uno.

La antelación inhabitual de las lluvias ablandó praderas y desprotegió los árboles

Asimismo, una portavoz de Patrimonio Nacional, que regenta espacios naturales El Pardo, Aranjuez, El Escorial y La Granja, entre otros, señaló que se decidió con premura el cierre al público de estos enclaves; en uno de ellos, concretamente en el Campo del Moro, contiguo al Palacio Real, el viento derribó un cedro de 20 metros de altura y en el Real Sitio de La Granja (Segovia), un pinsapo histórico quedó igualmente destruido.

En el Jardín Botánico, un tejo de 17 metros de altura, situado en el denominado Cuadro 13, de una de las terrazas contiguas a la puerta del Rey, sufrió la pérdida completa de su copa. Un conservador del Real Jardín señaló que el árbol es recuperable, por lo cual el equipo de poda de altura lo someterá a una urgente cirugía en los próximos días para salvarlo de los destrozos.

En las vías públicas, el área más castigada en sus árboles de alineación fue la de los barrios del este de la ciudad: así, en la zona del puente de Ventas, la pérdida afectó a 24 árboles; en Latina, a 15; Hortaleza sufrió 14 abatimientos; siete árboles quedaron destruidos por el viento en el barrio de San Blas y seis más, en el de Canillejas.

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El Servicio Especial de Limpieza Urgente (Selur), durante la jornada del miércoles, la más accidentada, efectuó 207 actuaciones, de las cuales algo menos de la mitad obedecieron a operaciones en vías públicas para la retirada de ramas desprendidas de sus troncos por el viento.

Provistos de hachas, sierras eléctricas, escobones, grúas y transportes, los operarios ayer movilizados retiraron cuidadosamente el ramaje abatido de los lugares transitados por el público, tanto en parques y jardines como en vías públicas. Para ello desplegaron un gran aparato de camiones sobre los cuales eran previamente tronchadas el maderamen de tan gran tamaño que impidieran su carga y transporte. Comoquiera que muchos de los árboles abatidos quedaron sobre el suelo con sus cepellones al aire, los operarios seccionaron sus troncos y cercaron los hoyos, así abiertos, con verjas y cintas de aviso a los paseantes. Rejas metálicas amarillas eran visibles desde primeras horas de la mañana en el interior del Retiro y en otros parques, cuyo acceso no fue abierto hasta las tres de la tarde, hora en la cual las previsiones meteorológicas fijaban el fin del temporal de viento.

Un hecho que no pasó inadvertido a los botánicos y jardineros fue el impacto del viento sobre árboles de hoja perenne, como el cedro: muchos árboles de esta especie han sido derribados por este vendaval. La explicación brindada señala que la desnudez de sus vecinos de hoja caduca dejó aquéllos desprotegidos, mientras que las lluvias, infrecuentes en esta etapa invernal, precedieron a los vientos cuyo fiero empuje, desconocido desde 1992 en Madrid, determinó la magnitud de tan inesperada tala.

Una cerca protegía el hueco del cepellón de un árbol abatido en el parque del Retiro.
Una cerca protegía el hueco del cepellón de un árbol abatido en el parque del Retiro.ULY MARTÍN.

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