El viento y el fuego devastan Castellón
Las comarcas de Castellón sufrieron ayer un auténtico ataque de dos de los cuatro elementos: fuego y aire, en forma de rachas de viento de más de 140 kilómetros por hora. El fuego atacó seis puntos de la provincia, mientras el viento se ensañó con la capital de La Plana.
Un incendio arrasa cientos de hectáreas en Gaibiel y otro en Oropesa obliga a desalojar a unas 300 personas
El Pinar de Castellón se convierte en un escenario dantesco, con centenares de árboles arrancados de cuajo
Vehículos aplastados, desprendimientos en fachadas, tejados arrancados y una grúa derribada en el puerto castellonense
En la feria de atracciones, la estructura de la noria cayó sobre un tráiler
Pese a los abundantes daños materiales, las consecuencias personales de la virulencia de estos elementos se limitaron a tres heridos. Un tripulante egipcio hubo de ser trasladado al hospital General de Castellón después de que el viento rompiera las amarras de un carguero que quedó a la deriva, mientras que un joven de 19 años cayó de una obra en la playa de Nules, al parecer también a consecuencia de una fuerte ráfaga, y un policía local de Castellón resultó herido leve al ser golpeado por una valla. Además, alrededor de medio millar de personas fueron desalojadas de sus casas o de los recintos que ocupaban debido, sobre todo, a la amenaza del humo, mientras que 4.000 alumnos no pudieron asistir a clase por destrozos en los colegios.
La caída de tendidos eléctricos fue la causa de la mayoría de los incendios, que desplegaron sus llamas en múltiples focos lo que, añadido a la imposibilidad de actuar de los medios aéreos, intensificó la extensión del fuego. El Centre de Coordinació d'Emergències de la Generalitat Valenciana movilizó 22 brigadas (todos los medios terrestres disponibles en la provincia de Castellón y varios de refuerzo de Valencia), así como todos los equipos de voluntarios. A última hora del día eran 500 efectivos terrestres y 150 vehículos de extinción. Sin embargo, no dieron abasto. El vicepresidente de la Generalitat, Víctor Campos, descartó solicitar la ayuda del Ejército con la consideración de que los medios eran "suficientes". Los siniestros más destacados fueron los de Oropesa y Gaibiel. En el caso de este último, el fuego se detectó a las 22.15 del miércoles y amenazó, durante todo el día, el parque natural de la Serra d'Espadà. Campos sólo pudo adelantar que la superficie afectada abarca "centenares de hectáreas" de masa boscosa. Al hecho de que las ráfagas de viento no cedieran ni unos minutos se unió la imposibilidad de actuar de los medios aéreos que, en varias ocasiones, trataron de acercarse al foco de Gaibiel sin conseguirlo. Tampoco lo lograron los aviones y un helicóptero Kamov, de gran tonelaje, enviados por el Ministerio de Medio Ambiente. El fuego causó problemas en la carretera de Navajas y obligó a circular con precaución en otras vías.
Durante la noche y la madrugada se detectaron otros cuatro incendios: en Culla, con dos frentes, hacia Els Ibarsos y hacia Albocàsser; en Sant Mateu, que afectó también al término de Xert; entre Sant Jordi y Traiguera; y en Borriol, en una zona cercana al Parque Natural del Desert de Les Palmes y de varias urbanizaciones. Este foco fue el que desencadenó las primeras evacuaciones del día, ya que el humo obligó a evacuar, durante unas horas, a los habitantes de la urbanización Tossal Gros y a una parte de los de Penyeta Roja. También fueron desalojados los menores del centro de acogida de Penyeta Roja y en el hospital de La Magdalena 50 pacientes fueron movilizados para su traslado, aunque finalmente no fue necesario. Cuando los medios de extinción de incendios estaban desplegados por todos estos focos se inició el fuego en Oropesa, junto a la urbanización El Balcó, que fue desalojada, al igual que la de La Renegà, lo que elevó la evacuación a cerca de 300 personas. En esta zona, las llamas llegaron a afectar a varias viviendas y al paraje del Bovalar, una gran masa boscosa de 10.000 metros cuadrados en la que, a mediodía, únicamente trabajaba una brigada y decenas de voluntarios y vecinos con mangueras y sierras para cortar los árboles con el fin de que, al menos, las llamas no alcanzasen más viviendas y se desplazaran hacia el puerto deportivo. El mayor problema de la zona, además de la ausencia de medios humanos, fue la carencia de bocas de riego, como denunció la presidenta en funciones de la asociación de vecinos de El Balcó, Dolores Benavente. Por ello se utilizaron cubas y voluntad.
Mientras, en la ciudad de Castellón, los bomberos se afanaban en atender, sólo por la mañana, cerca de un millar de servicios. Vallas totalmente dobladas, alrededor de una veintena de vehículos aplastados por muros y ramas, y desprendimientos de fachadas y cornisas, así como contenedores volcados, tejados de polideportivos y almacenes arrancados, ventanas y persianas por las calles... En la feria de atracciones, la estructura de la noria cayó sobre un tráiler. En el puerto, que permaneció cerrado todo el día, una grúa cayó sobre el agua. Según el subdelegado del Gobierno, Juan María Calles, los cortes en el tendido eléctrico dejaron unas horas sin suministro a 130.000 personas.
Los destrozos provocados por rachas de más de 140 kilómetros por hora afectaron, en Castellón, a los colegios Carles de Selma, Jaime I, Benadressa, Soler y Godes, Illes Columbretes, Artero, La Marina, Centro Izquierdo, Mater Dei y los IES La Plana, Joan Baptista Porcar y Miquel Peris. En L'Alcora se quedaron si clase los alumnos de Grangel Mascarós, así como los de los colegios de Oropesa, Vilar de Canes, Algímia, La Vall d'Almonacid, Navajas y tres centros de Almassora. En total, 4.000 estudiantes no pudieran acudir a clase.
Uno de los escenarios más dantescos lo ofrecía El Pinar de Castellón donde se contaban por centenares los árboles arrancados de cuajo.
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