El Madrid se juega la vida

El cambio climático tal vez o sencillamente el de estación ha acentuado la cojera de Fabio Capello. Sufre un problema en una rodilla y tiene unos días mejores que otros. Ayer se desplazaba por la Terminal-4 de Barajas con la cadencia sincopada del capitán Ahab. Si, como en Moby Dick, la cojera es un mal agüero, hay que interpretar que afronta su última recta en el Madrid convocando a todos los desastres, mágicos y científicos. Si, por el contrario, sólo se trata de una vieja lesión, el destino del club y la suerte del entrenador dependerán de los azares del fútbol. Porque hoy Capello se la juega.

El Allianz Arena recuerda a un globo rojo. Un juguete. Una ironía, tratándose del lugar en el que puede concluir el proyecto autoritario y prepotente de Capello, fichado por Ramón Calderón porque garantizaba títulos. Transcurridos dos tercios de la temporada, el Madrid transita por la Liga peleándose por el cuarto puesto. Los jugadores dan el liderato por perdido. En el vestuario reina el escepticismo. Por eso, perdida la Copa, la Liga de Campeones es la última salida honrosa que le queda al equipo.

Casillas lo llama "el colchón". No es mala definición para la Champions, que libera a los hinchas y los futbolistas de las tensiones de la vida cotidiana con Capello. El torneo europeo ha vuelto a brindar al Madrid la ocasión de redimirse. Para conseguirlo deberá resolver un partido extremadamente comprometedor. Esta noche, la historia juega del lado del Bayern. El conjunto alemán ha perdido clase, pero todavía es capaz de conjurarse al amparo de su campo, al aliento de una hinchada ruidosa y un estilo perfecto para hacer de los encuentros el equivalente a un combate de carros. Así ha conseguido superar al Madrid en siete de los ocho partidos que ambos han disputado en Múnich.

El Bayern se defiende mal y marca pocos goles. El Madrid se cuida mejor, pero arriba es tan poco resolutivo como su rival. El Madrid tiene un gol de ventaja (3-2). Pero un tanto le sirve al Bayern para clasificarse.