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El ladrillo acecha los parques naturales

La saturación de la costa convierte los parajes de interior en nuevo objetivo de promotores

El urbanismo salvaje empieza a acechar los parques naturales. Al menos diez de estos parajes ven ya de cerca la invasión del ladrillo que los ecologistas intentan frenar en los tribunales. El parque Barranco del Río Dulce, en Guadalajara, fue declarado espacio protegido en 2004, pero hace dos años que una promotora trabaja en un spa con cafetería, hotel y apartamentos. La cuenca alta del Manzanares, que formará parte del futuro parque nacional de Guadarrama (Madrid), se prepara para 900 viviendas y un campo de golf. Tras la saturación de la costa, los espacios de interior se convierten en nuevo objetivo.

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