Ajuste político
La crisis de Airbus no tiene una solución fácil, pero para resolverla parece obligado ejecutar el recorte de empleo y gastos propuesto por el presidente de la compañía. De acuerdo con este plan de reestructuración, en el plazo de cuatro años la compañía multinacional europea recortará unos 10.000 empleos, casi el 17% de los puestos de trabajo con que cuenta la empresa actualmente. De los 10.000 despidos, 3.700 se sufrirán en las plantas alemanas, 3.200 en las fábricas francesas, 1.600 en las del Reino Unido y unos 400 se perderán en España.
A grandes rasgos, el ajuste de Airbus perjudica poco a España; incluso se entiende que como consecuencia de este plan la participación de la industria española aumentará, puesto que la carga de trabajo de las fábricas españolas en el modelo del gigante A-350 pasará como media del 7,5% actual al 11%.
En la exposición del plan, el presidente de la multinacional, Louis Gallois, ha explicado la crisis de forma muy convincente. Ha mencionado el endiablado obstáculo del tipo de cambio del euro frente al dólar, que ha reducido la competitividad de los precios de Airbus en el 20%; ha recordado también Gallois la falta de integración de los procesos de producción y el bajo nivel de externalización, que impiden por el momento que se reduzcan los costes. Los problemas empresariales y financieros pueden no obstante resolverse con la gestión adecuada y las decisiones correctas. Pero no está en manos de su presidente resolver las sordas y poderosas presiones políticas que pretenden ignorar la racionalidad económica; esas que se manifiestan en las "jerarquías ocultas que trabajan en paralelo a las jerarquías oficiales", según ha confesado el propio Gallois.
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