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El síndrome de Delphi

El anuncio del cierre de la planta de componentes de Delphi en Puerto Real es un paso más en el proceso de deslocalización de un sector que ha perdido el 6% de los empleos en 2006

Los gaditanos se han echado una vez más a la calle, aunque en esta ocasión los fanfarrones de la copla son estadounidenses. Delphi, uno de los principales fabricantes mundiales de equipos y componentes para la industria del automóvil, en suspensión de pagos desde hace más de un año, acaba de anunciar el cierre de su planta en Puerto Real. Lo que para unos no es más que un simple ajuste de producción de una empresa, antigua filial de General Motors y como ella con grandes dificultades en Estados Unidos, para otros es una consecuencia más del largo proceso de deslocalización generalizado en un sector en el que durante el último año en España se ha registrado una reducción del 6% de los puestos de trabajo.

En la Europa Central y del Este se fabrican cada vez más coches y de modelos más sofisticados. Una realidad a la que se unirá a medio plazo otra tan trascendente como la llegada de automóviles de China e India, aunque los costes salariales han dejado de ser una referencia determinante a la hora de establecer la competencia. La repercusión en el precio final del coche de los costes de la logística ya es incluso más importante.

A corto plazo no se prevé el cierre de ninguna planta instalada en España, pero sí un descenso de la producción a medio plazo por no haber hecho unos deberes que, según los fabricantes, supondrían mayor flexibilidad laboral y mejores infraestructuras logísticas y, según los sindicatos, mayores inversiones tecnológicas.

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