"El Gobierno no quiere mostrar crecimientos de la economía muy altos"
Una economía de mano de obra intensiva da paso a una intensiva en capital y tecnología
Chen Xingdong, de 47 años, es director y economista jefe de BNP Paribas Securities (Asia), con sede en Pekín. Anteriormente, trabajó en el Banco Mundial y en la Comisión de Reforma Económica del Consejo de Estado chino.
Pregunta. ¿Qué le parece el 10,7% de crecimiento experimentado el año pasado por la economía china?
Respuesta. Personalmente, creo que fue mucho mayor. La contribución del sector servicios sigue estando muy subestimada. El crecimiento puede haber sido más del 15%-16%, pero nadie sabe cuál fue realmente.
P. ¿Por qué ocurre esto?
R. Por un lado, es un problema del sistema estadístico. China calcula dos tipos de PIB (producto interior bruto). Uno es por la producción (en agricultura, industria, servicios), para el que tiene un sistema de reporte bastante sistemático. En el otro -el cálculo del PIB por los gastos-, el sistema que tiene no es muy bueno. Por otro lado, hay motivos políticos. El Gobierno no quiere mostrar crecimientos muy altos.
P. ¿Son normales estas cifras tan elevadas?
R. Son comprensibles. China está en lo que llamaría la tercera etapa de industrialización. Está pasando de la cadena de bajo valor, de ser una economía basada en la mano de obra intensiva a otra intensiva en capital, en tecnología. Por lo tanto, es necesario un crecimiento alto. Pero otra parte de la actividad se debe, también, a motivos políticos. Existe una competencia entre las regiones más atrasadas, que quieren alcanzar a las más desarrolladas de la costa, y esto provoca cierto exceso de crecimiento.
P. ¿Es sostenible este ritmo?
R. China tiene que hacer frente cada vez a más desafíos: la contaminación, el suministro de energía, la escasez de recursos naturales y la eficiencia de la economía. No pueden sostenerse ritmos del 15%. Y tampoco el Gobierno lo quiere. Mientras suba por encima del 8%, las autoridades estarán contentas.
P. ¿Está la economía desequilibrada?
R. Sí, por supuesto. Existe un exceso de inversión, y de exportaciones. La raíz del problema se encuentra en el excesivo ahorro. Esto se debe, entre otras razones, a la falta de una red de seguridad social [lo que obliga a los ciudadanos a prever potenciales imprevistos], y al hecho de que con la política de hijo único el número de personas a las que tiene que mantener un salario es menor que antes, lo que permite ahorrar más.
P. ¿Cuáles son los principales retos a corto plazo?
R. En primer lugar, el comercio. China tiene una capacidad exportadora demasiado fuerte. En segundo lugar, el sector inmobiliario. El precio de la vivienda, especialmente en ciudades como Pekín o Shenzhen, ha subido demasiado rápido. Y en tercer lugar, la Bolsa. Las autoridades temen que se esté creando una burbuja, y van a adoptar una serie de medidas. China necesita estabilidad de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y al 17 congreso del Partido Comunista [que se celebrará en otoño próximo].
P. ¿Y a largo plazo?
R. Las desigualdades regionales entre la costa y el interior, entre las zonas urbanas y las rurales. Y el reequilibrio de la demanda. Durante 25 años, China ha destinado muchos recursos a apoyar la exportación y se ha dotado de una tremenda capacidad exportadora.
P. La gente no parece muy dispuesta a consumir.
R. Aunque en términos absolutos el consumo no es bajo -ya que las ventas minoristas crecieron un 13,7% el año pasado-, comparado con la inversión, que subió un 24,5%, y con las exportaciones -un 27,2%-, sí es bajo. Pero a diferencia de la inversión o las exportaciones, no se puede crear una política para que la gente consuma. No es algo que se produzca a corto plazo. El consumo debe ser algo orgánico. El Gobierno tiene que ralentizar la locomotora, que ha estado rodando demasiado rápido.
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