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Detenido un tercer acusado por el intento de secuestro de dos joyeros en Salou

Los comercios cierran media hora como duelo por el asesinato de un agente

La Guardia Civil detuvo ayer a un tercer implicado en el intento de secuestro de un matrimonio de joyeros de Salou, que acabó con la muerte del agente del instituto armado Juan Manuel Muñoz. Se trata de una mujer dominicana, aunque aún se desconoce su grado de implicación en la banda. La mayoría de comercios de la localidad decidieron ayer bajar sus persianas durante media hora y colgar crespones negros en señal de duelo.

El guardia civil murió el jueves cuando trataba de frustrar el secuestro del matrimonio de joyeros. La protesta coincidió con el entierro del agente en el barrio tarraconense de Torreforta.

La mayoría de los 1.500 establecimientos comerciales de Salou que pertenecen a la asociación de comerciantes se sumaron ayer a la protesta. Los comerciantes de Salou, pero también los de todo el Camp de Tarragona, solicitarán esta semana a la subdelegación del Gobierno autorización para manifestarse en la plaza Imperial Tarraco de Tarragona el próximo fin de semana, como señal de protesta por la inseguridad.

El mismo día de los hechos, en el enfrentamiento en el que perdió la vida Juan Manuel Muñoz -que estaba fuera de servicio- la policía detuvo a dos personas. Muñoz, que se encontraba el jueves con un compañero suyo en un café de Salou, corrió junto a éste en ayuda del joyero, quien había huido del aparcamiento donde le retuvieron junto a su mujer. Tras perseguir a los dos detenidos escaleras arriba del edificio y acorralarles en el rellano del ático, uno de ellos mantuvo con Muñoz un forcejeo durante el cual el revólver del asaltante y el arma reglamentaria del policía cayeron al suelo. El asaltante cogió una de las armas e hirió con ella de muerte al policía.

Uno de los hombres que intentaron secuestrar a los joyeros recibió disparos de otro policía y se encuentra en estado crítico.

Por otra parte, la iglesia del barrio de Torreforta, en la periferia de Tarragona, se quedó ayer pequeña para albergar a la multitud que quiso dar el último adiós al policía fallecido, que deja viuda y dos hijas de tres y siete años de edad. La ceremonia fue seguida por docenas de agentes uniformados, mandos policiales y los alcaldes de Tarragona, de donde era el fallecido, y el de Salou.

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