La Guardia Civil impidió el secuestro de una pareja de joyeros en la acción en la que murió un agente

Los dos asaltantes que anteayer trataron sin éxito de secuestrar a Josefina y Francisco, un matrimonio de joyeros de Salou (Tarragonès), conocían a la perfección sus horarios y vivían cerca de la joyería que pretendían asaltar. Jean Carlos U. P., dominicano de 26 años, y Alfredo L. F., de 19 y que iba indocumentado, pretendían retener a la pareja para robar después en la joyería. La casualidad hizo que dos agentes de la Guardia Civil fuera de servicio se encontraran cerca del lugar y abortaran el asalto. Uno de ellos, Juan Manuel Muñoz, de 36 años, perdió la vida al recibir el disparo de un asaltante en la refriega.

Cada día, antes de abrir la joyería, la pareja aparcaba en su plaza de aparcamiento subterránea del número 9 de la calle Vía Augusta. Al terminar la jornada, ambos regresaban al aparcamiento para dirigirse a su casa, ubicada cerca de Salou. Justo en un bloque situado frente al aparcamiento vivía uno de los detenidos.

Jean Carlos y Alfredo esperaron el jueves por la noche a los joyeros en el aparcamiento para secuestrarles y forzarles a abrir el establecimiento. Pero, seguramente debido a su escasa profesionalidad, el propietario de la joyería logró zafarse de sus asaltantes, que sí retuvieron a la mujer, y se dirigió al Café Vell, un bar situado debajo de la casa de uno de los detenidos. Allí se encontraba una pareja de agentes de la Guardia Civil, que salió de inmediato del local para socorrer a la mujer y dar caza a los asaltantes, no sin antes pedir refuerzos, que llegaron de inmediato.

Al verse cercados por los policías, los jóvenes trataron de huir hacia las plantas superiores de un edificio, probablemente con la intención de saltar al otro bloque de viviendas y escapar por la azotea. Pero la puerta de la azotea estaba cerrada, de modo que tres agentes del instituto armado les acorralaron en el rellano del ático. Allí Alfredo se abalanzó sobre el agente Muñoz -según otras versiones, fue el policía quien trató de reducirle-. El caso es que durante el forcejeo cayó al suelo el revólver que llevaba el asaltante y también el arma reglamentaria del agente, que nunca encañonó a su agresor, según fuentes de la investigación.

Alfredo fue más rápido o tuvo la suerte de que las armas cayeran junto a él, cogió una de las dos pistolas y disparó, hiriendo mortalmente al guardia civil, que falleció minutos después.

Antes de que el asaltante lograse agredir a otro guardia civil, el tercer agente sacó su pistola y disparó -los vecinos oyeron varios disparos- al el tórax del agresor, que se encuentra en estado crítico en el hospital Joan XXIII de Tarragona.

El agente Muñoz era vecino del barrio de Torreforta, situado en las afueras de Tarragona, donde nació. Hacía tres años que estaba destinado en la policía judicial de Salou y deja una mujer y dos hijos, de tres y siete años. El Ayuntamiento de Salou decretó ayer tres días de luto oficial, al tiempo que 150 vecinos se manifestaban en la calle contra la violencia. Muñoz, que recibirá, a título póstumo, la Cruz de la Orden del Mérito, será enterrado hoy.