Ofensiva contra la 'hora peruana'
Alan García intenta erradicar la impuntualidad como hábito nacional
Cumplir con los horarios se considera en Perú una virtud excepcional. Son pocos las actividades que se inician a la hora establecida. Organizadores de espectáculos, eventos sociales e incluso actos oficiales suelen incluir una cláusula en sus invitaciones que dice "hora exacta". Aun así, saben que si se empecinan en comenzar de acuerdo con el horario anunciado se arriesgan a hacerlo con menos de la mitad de los invitados presentes. No son raras las ocasiones en que también los organizadores llegan tarde.
En todas las plazas del país se leerá hoy un manifiesto y se sincronizarán los relojes
El Gobierno de Alan García ha decidido declararle la guerra a esta mala costumbre mediante una campaña que se inicia hoy, 1 de marzo. No será una tarea fácil. Los peruanos son tan conscientes de la magnitud de su defecto que incluso lo han nacionalizado mediante la creación de un término: hora peruana. Que equivale a decir: media hora más tarde que la hora pactada. O incluso más. Aun así, se ha decidido que al mediodía de hoy (hora rigurosamente exacta) se lea un manifiesto en las plazas principales de las ciudades y pueblos de todo el país. Luego, los relojes se sincronizarán con la hora oficial proporcionada por la Marina de Guerra, las campanas de las iglesias tañerán y los carros de bomberos harán sonar sus sirenas para que nadie pueda alegar que no sabe qué hora es. En los siguientes días, anuncios en radio, televisión, un muñeco -convenientemente bautizado con el nombre de Horacio- se encargarán de reforzar el lema creado para la ocasión: Perú, la hora sin demora.
Con todo eso, se espera que la hora peruana tenga las horas contadas. Según la proclama que se leerá, la campaña durará hasta el 28 de julio, día de la independencia nacional. "Fecha en la que esperamos poder declarar que nos hemos independizado de las cadenas de la impuntualidad", aventura la declaración oficial.
"La puntualidad es una virtud cívica que expresa respeto a los otros", explica Max Hernández, secretario técnico del Acuerdo Nacional, un foro formado por el Gobierno, los partidos políticos y organizaciones civiles, principal impulsor y responsable de la campaña. Y añade que "Perú necesita insertarse en el mundo, ser competitivo, y una de las virtudes requeridas para conseguirlo es la puntualidad".
Los peruanos parecen dispuestos a apoyar el esfuerzo. Una reciente encuesta, publicada por el diario El Comercio, revela que un 91% de los limeños están de acuerdo con la campaña, que se inicia el mismo día que el año escolar. Según el mismo sondeo, un 57% de los vecinos de Lima asegura que los peruanos son puntuales "algunas veces" y otro 13% afirma que no lo son nunca.
El Ejecutivo también asegura estar comprometido con el tema: "Sabemos que las personas elegidas por el pueblo somos los primeros que debemos actuar con el ejemplo", declaró el presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, que estuvo presente el día que se anunció la campaña. Sin embargo, queda lugar para el escepticismo, porque el Estado es reconocido como un gran demorón. El defecto alcanzó niveles escandalosos durante el régimen anterior. El presidente Alejandro Toledo era tan impuntual que se acuñó un término para diferenciar sus tardanzas de las del peruano común: hora Cabana, en alusión al pueblo donde nació el ex gobernante, que en más de una ocasión hizo esperar multitudes enteras durante más de tres horas.
Si no es por la conciencia, Hernández espera sensibilizar a los peruanos por el bolsillo. "Hay rechazo a admitir que el tiempo es un recurso no renovable", dice, "queremos salir ya de todo esto".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.