El general jefe de Guantánamo afirmó que varios presos "no deberían estar allí"

El general de la Fuerza Aérea Michael Dunleavy, máximo responsable de los prisioneros y de los interrogatorios en Guantánamo hasta octubre de 2002, reconoció a la delegación española que visitó la base en junio de ese año que algunos de los arrestados eran marginados sociales y otros ni siquiera debían haber llegado nunca a esa cárcel militar estadounidense. Así se indica en las actas sobre esa visita remitidas al Ministerio de Exteriores, que abundan así en el carácter de limbo legal que existe en Guantánamo.

"Entre los detenidos hay desde elementos muy peligrosos a marginados sociales. Incluso hay personas que realmente no deberían estar aquí". Estos comentarios los dirigió Dunleavy al diplomático español que acompañó al inspector Rafael Gómez Menor y al policía Francisco Javier Almeida Luengo, que entre el 21 y el 26 de junio de 2002 efectuaron 13 interrogatorios en la base, la mayoría a detenidos sin relación alguna con España.

Todos esos interrogatorios se hicieron en barracones de la CIA. Agentes de este servicio de espionaje estadounidense acompañaron a los policías españoles en su viaje a Guantánamo.

El general Dunleavy también contó a los integrantes de la delegación española que las condiciones en las que vivían los prisioneros habían mejorado con respecto a los meses anteriores y que, de hecho, se les estaban aplicando algunas cláusulas de los Convenios de Ginebra, a pesar de que no estaban considerados "prisioneros de guerra".

El limbo legal en el que se encontraban los presos y, por tanto, los riesgos legales en los que incurrían los policías españoles que viajaron a la base ya habían sido puestos de relieve en un telegrama por el entonces embajador español en Washington, Javier Rupérez.