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Perfil | Christophe de Margerie, consejero delgado de Total

El aristócrata del crudo

El nuevo consejero delegado de Total, la sexta compañía petrolífera del mundo por su volumen de negocio y la cuarta por su capitalización bursátil, es Christophe de Margerie, descendiente de aristócratas y embajadores por línea paterna, y de grandes empresarios del champán y la hostelería por la materna, que no en vano es la de los Taittinger.

En un mundo en el que los grandes ejecutivos parecen todos recién salidos de una clínica dedicada al adelgazamiento y rejuvenecimiento del personal, Christophe de Margerie, de 55 años, pesa unos cuantos kilos de más, tiene un estupendo doble mentón, luce un enorme bigote de oficial prusiano y bebe buenos Maltas mientras se fuma habanos de grandes dimensiones.

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Su predecesor, Thierry Desmarest, se va quedándose para sí la presidencia del consejo de administración. Margerie hereda unos beneficios netos récord de 12.580 millones de euros y también una serie de dossiers complicados: por un lado, el juicio por el naufragio del Erika, que polucionó las costas del Atlántico en diciembre de 1999; por otro, la investigación de la justicia sobre el comportamiento de Total en el contexto de la política de "petróleo a cambio de alimentos" aplicada por la ONU en Irak y que generó operaciones muy turbias. El juez Courroye interrogó a Christophe de Margerie durante una detención de 72 horas que parece haber afectado anímicamente al ahora flamante director general.

Además, Margerie también tendrá que resolver o asumir las demandas relativas a la explosión de la fábrica AZF en Toulouse en septiembre de 2001, las denuncias presentadas por las organizaciones humanitarias contra Total por su supuesto respaldo a la junta militar birmana y el recurso al trabajo forzado, y, por fin, le toca reorientar la estrategia de la empresa en un mundo en el que los recursos de energía fósil pueden empezar a escasear. "Tenemos que dedicar más atención a la nuclear", dice Christophe de Margerie.

También conocido como Big Moustache, Margerie tiene buena entrada en todos los palacios de las dinastías del Golfo, no en vano trabaja en Total desde 1974 y lleva más de veinte años visitando semanalmente Oriente Próximo, detalle que le ha permitido disponer de una de las agendas más codiciadas del mundo del petróleo.

SCIAMMARELLA

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