Estados Unidos crece con pies de barro
La economía avanza y mejoran los datos de inflación y paro, pero se dispara el déficit presupuestario y la desigualdad social
La batalla presupuestaria está lanzada en Estados Unidos. El presidente George W. Bush presentaba a comienzos de mes su plan fiscal para 2008, su último ejercicio al frente de la Casa Blanca. El proyecto prima el gasto en defensa, favorece a las rentas más altas y busca el ahorro con recortes de gastos en programas sociales, lo que amenaza con ampliar más la profunda brecha entre clases que existe en este país. Y, por primera vez desde 2001, se proyecta un escenario de equilibrio fiscal para 2012, tres años después de que Bush haya dejado el despacho oval. Los demócratas, e incluso algunos republicanos contrarios a la guerra de Irak, no han ahorrado críticas al presidente y descalificaciones a los presupuestos.
Tras la bonanza actual hay graves problemas como el desequilibrio en las cuentas públicas, que equivale al 1,9% del PIB, o un gigantesco déficit
Estados Unidos vive desde hace un mes en un nirvana económico que nada tiene que ver con los temores a un repunte de la inflación que vaticinaban en diciembre los analistas. La actividad económica se expande por encima del 3%, la tasa de paro es del 4,6%, los tipos de interés están estables desde hace ocho meses en el 5,25%, el precio del petróleo se ha moderado, también baja la inflación y el mercado inmobiliario tiende incluso a estabilizarse, tras un otoño de vértigo. Ni demasiado caliente, ni demasiado fría.
Es el "aterrizaje suave" que predijo el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, y que expuso días atrás ante un Congreso dominado por el Partido Demócrata. El lenguaje utilizado por la máxima autoridad monetaria sugiere que su estrategia seguirá intacta durante un tiempo y que si se mantiene la tendencia, incluso podrían bajar los tipos de interés. Bernanke dice que hay signos de que la inflación tiende a moderarse, aunque matiza que la inflación subyacente -de la que quedan fuera los elementos más volátiles, como la energía y los alimentos- sigue siendo elevada. "Animan las expectativas de que la inflación parece estar contenida", precisó Bernanke, aunque sin bajar la guardia.
Problemas bajo la superficie
La previsión de la Fed es que la primera economía del mundo crezca este año a un ritmo de entre el 2,5% y el 3%, y de entre el 2,75% y el 3% en 2008, en torno a su potencial. La tasa de paro, entre tanto, se mantendría entre el 4,5% y el 4,75% para los dos años. En el caso de la inflación subyacente vinculada al consumo personal, el tercer indicador que guía la política monetaria, se prevé que los precios suban entre un 2% y un 2,25% este año, y se modere a entre el 1,75% y el 2% en 2008.
Pero a pesar de esta perfección en la superficie, la economía de Estados Unidos sigue arrastrando algunos problemas en el subsuelo. Por un lado, está el desequilibrio en las cuentas públicas, que equivale al 1,9% del producto interior bruto (PIB). Por otro, el elevado déficit comercial, que cerró 2006 con un agujero de 763.590 millones de dólares. A lo que se añade un déficit por cuenta corriente equivalente al 6,5% del PIB durante los tres primeros trimestres del pasado ejercicio 2006 y un alto nivel de endeudamiento de las familias estadounidenses.
En este contexto económico, el presidente Bush presentó el pasado 5 de febrero su propuesta de presupuesto federal para el ejercicio 2008, en el que por primera vez ofrece una situación de estabilidad fiscal a largo plazo, al augurar un superávit de 61.000 millones de dólares para 2012.
La Casa Blanca contempla para el ejercicio que arranca el próximo 1 de octubre un incremento del gasto de 2,9 billones de dólares (2,25 billones de euros). Sin embargo, hace una estimación conservadora del déficit público a corto plazo, que cifra en 244.000 millones de dólares para 2007 (1,8% del PIB) y en 239.000 millones de dólares en 2008 (1,6% del PIB).
Son números más altos que los anticipados por la Oficina Presupuestaria del Congreso y por bancos de inversión como Goldman Sachs. La proyección del equipo económico de George W. Bush es más agresiva a medio plazo, y prevé que el desequilibrio fiscal se reduzca a 187.000 millones de dólares en 2009 y a 94.000 millones de dólares en 2010, gracias a una drástica caída del gasto militar en Irak. La Administración de Bush confía además en que sigan creciendo los ingresos fiscales gracias a la buena marcha de la economía.
Hacia el equilibrio
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, prevé que la economía siga creciendo a un ritmo sostenido del 3% en 2008 -en línea con los cálculos de la Fed- gracias a los bajos impuestos. "El fuerte crecimiento beneficiará a la posición fiscal del Gobierno", dijo Paulson ante el Congreso, que estimó los ingresos en 547.000 millones de dólares en el primer trimestre del ejercicio 2007, un 8% más que en 2006. "Una tasa de crecimiento estable, combinando ingresos fiscales con disciplina en el gasto, debería llevar el presupuesto hacia el equilibrio en cinco años", remachó Henry Paulson.
La Casa Blanca tiene ahora cuatro meses para llegar a un pacto con el Congreso. No será fácil. Kent Conrad, presidente del comité presupuestario del Senado, cree que Bush está en una "negación constante de la realidad de las finanzas" de Estados Unidos.
Ben Bernanke ya alertó hace dos semanas ante ese mismo comité que los riesgos de un colapso presupuestario están en un futuro más lejano, por el incremento del gasto sanitario y de pensiones por la oleada de jubilaciones entre la generación del baby-boom a partir de 2008. "Estamos en lo que parece ser una situación de calma antes de la tormenta", dice Bernanke. La Fed proyecta que el gasto público para atender una sociedad que envejece pasará del 8,5% del PIB en 2006 al 10,5% en 2015 y al 15% en 2030.
El otro problema expuesto por la máxima autoridad monetaria es la brecha cada vez mayor en las rentas. Bush propone iniciativas modestas para corregir la situación, dando ayudas fiscales para que las familias puedan hacerse con un seguro médico o mejorando las becas de estudio.
Los demócratas quieren asumir lo positivo del plan y construir a partir de ahí, rechazando las iniciativas que pretenden recortar gastos sociales y evitar que se favorezca a las clases más pudientes. En este sentido, se oponen frontalmente a que se hagan permanentes las deducciones fiscales que favorecen a las rentas más altas. Aunque evitan hablar de subidas de impuestos. Conrad dice que antes de elevar la presión fiscal hay reducir la evasión de impuestos, que se estima en 350.000 millones de dólares anuales.
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