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Reportaje:

Los barceloneses hacen turismo en Barcelona

Doscientos falsos 'guiris' redescubren el patrimonio de Ciutat Vella

El corazón de Barcelona oculta todo un catálogo de anécdotas y pequeñas historias en las que los propios barceloneses casi nunca reparan. Piezas de arte, epígrafes grabados sobre muros e incluso la nomenclatura de ciertas calles son pistas que revelan algunos de los secretos que guarda Ciutat Vella.

La manera más eficaz de acercarse a esos secretos es convertirse en turista por un día. Ésa fue la filosofía que inspiró Viatja a la teva Ciutat Vella, una iniciativa municipal que proponía a los ciudadanos empadronados en Barcelona conocer a fondo el histórico distrito con un paquete de actividades que incluye una noche en un hotel de tres, cuatro o cinco estrellas, una comida, una cena en restaurantes de reconocido prestigio y un itinerario guiado. El precio, entre 150 y 180 euros por pareja, ha seducido a unos 200 barceloneses, guiris por un día.

El recorrido guiado se efectuó ayer en dos turnos, y corrió a cargo del colectivo Ciempiés, una empresa especializada en este tipo de actividades. Juan Pardo, uno de los guías, despertó la sorpresa de los turistas desvelando algunos de los secretos mejor guardados del distrito: "Cuando vean una iglesia anterior al siglo XIX y una plazoleta presidiendo su entrada, sepan que están pisando un antiguo cementerio", señaló en la plaza de Sant Just.

El itinerario pasó por el Raval, el Gòtic y el Casc Antic, tres de los cuatro barrios que integran el distrito. En la calle de la Porta Ferrissa todavía sigue en pie la casa en la que vivió Perot lo Lladre, un bandolero que tuvo en jaque a las autoridades catalanas del siglo XVII. En la antigua Casa de la Misericòrdia, en la plaza de Vicenç Martorell, puede verse el pequeño hueco en la pared por el que los pobres dejaban a sus bebés recién nacidos al cuidado de las monjas porque ellos no podían alimentarlos. El subsuelo del Fossar de les Moreres, en el Born, guarda los restos de los que murieron en la defensa de la ciudad en 1714.

Todos los asistentes coincidieron en celebrar la iniciativa. "Es una oportunidad para ver tu ciudad desde otro punto de vista. Todos conocemos Ciutat Vella, pero nunca reparamos en los detalles", señaló Francesc, uno de los turistas por un día. "Viví 25 años en Estados Unidos y esto me ha servido para recordar cosas que estudié de pequeña", relató Glòria Marsans.

El Ayuntamiento tiene la intención de repetir la experiencia un fin de semana en agosto y otro en diciembre, aunque las fechas están por determinar.

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