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La reforma de la Barceloneta se prolongará durante 10 años y afectará a 5.000 viviendas

Entre protestas de los vecinos, el consistorio da el visto bueno a la modificación urbanística

El barrio de la Barceloneta tiene 5.000 viviedas, una población de unas 15.000 personas y hace años que aguarda una rehabilitación integral. Esta transformación es muy compleja por la peculiaridad de las viviendas, construidas en el siglo XVIII con plantas que luego fueron troceadas hasta llegar a los actuales quarts de casa, de 30 metros cuadrados. La hora de la reforma parece que ha llegado y afectará de forma plena a 1.000 de las 5.000 viviendas que desaparecerán. Mientras el consistorio aprobaba ayer el primer paso de esa transformación, un grupo de vecinos protestaba la decisión en la plaza de Sant Jaume.

Además de esa complejidad de las viviendas, está la social puesto que es un barrio en el que conviven los residentes de toda la vida -hay un amplio sector de población de edad avanzada- con los turistas y la moda de la segunda residencia en la playa de Barcelona. Por eso es un barrio atípico.

El 83% de las 5.000 viviendas, además de ser minúsculas ya que oscilan entre 28 y 35 metros cuadrados, no tienen ascensor y tampoco tienen posibilidad de colocarlo. El 7% tiene posibilidad de instalarlo y el 10% restante que tiene ascensor es el frente que da al paseo de Joan de Borbó. La modificación del Plan General Metropolitano aprobado ayer supone la reforma de las fincas, que serán reparceladas para poder instalar ascensores. Es decir, que, por ejemplo, de una unidad de seis bloques desaparecerá uno. El tope de la afectación será del 20%, que en números absolutos puede comportar un millar de realojados en pisos nuevos.

Ese es el meollo de la preocupación de los vecinos, especialmente de los agrupados en una plataforma de afectados y los de la Asociación l'Òstia, que no quieren irse de sus casas y tampoco confían en las ayudas de hasta el 99% para la instalación de los ascensores y la rehabilitación de las fincas. "Tiene que ser voluntario, quien quiera que se apunte y quien no, que le dejen donde está", decía ayer uno de los representantes de la plataforma, Emilio Suárez, en la plaza de Sant Jaume, donde se reunieron unas 50 personas.

Mientras fuera los vecinos protestaban a golpe de cacerolas, en la sala de plenos del consistorio la cuestión se sometía a debate entre los grupos políticos. Carles Martí, concejal del distrito, aseguró -como lo hizo ante los vecinos en una reunión mantenida el jueves pasado- que todo los realojos se harán en el barrio, de momento, en los 200 pisos que ya se han empezado a construir en el solar de Cercanías de Renfe. "También hay algún solar en la Barceloneta, por la segunda fase de Renfe [cuando se liberen las vías de la estación de Francia, lo que no tiene fecha], y confiamos en poder disponer de terrenos públicos cuando se acabe de aclarar la línea de costa en el paseo de la Barceloneta", añadía Martí a preguntas de este periódico. En el salón de plenos, Martí se comprometió a que las obras no repercutirán en los alquileres que pagan muchos residentes. No se habló de calendarios porque el proceso acaba de empezar, pero no será inferior a 10 años, de acuerdo con estimaciones del propio distrito. La oposición -Convergència i Unió (CiU) y el PP-, que en el pleno de Ciutat Vella votó a favor del plan, trocó ayer el por la abstención y por pedir una moratoria en el arranque de la transformación para tranquilizar a los vecinos disconformes. "Ustedes todo lo arreglan igual, parándolo todo", les espetó Martí.

También fue el plenario en el que se discutió el informe de la síndica de greuges, Pilar Malla, que desgranó ante el alcalde y todos los ediles los problemas que más se le plantean y las recomendaciones que hace al consistorio. Incidió de forma especial en el problema de la vivienda y en la atención a las personas mayores.

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Todos a por la T-Sur

Las declaraciones del Ayuntamiento sobre el aeropuerto se están convirtiendo en habituales: cuatro en el último año, como recordó Alberto Fernández Díaz, presidente del grupo del Partido Popular. Ayer, el objeto de la declaración fue el futuro de la T-Sur. Hubo unanimidad en exigir que en la toma de decisiones tienen que estar presentes la Generalitat, el Ayuntamiento y la sociedad civil implicada en ese ámbito. También en que el aeropuerto de Barcelona tiene que ser un hub intercontinental con conexiones con Asia, Oriente Próximo, la Eurorregión Mediterránea, Estados Unidos y América Latina. La declaración tomó posición a favor de la agrupación de compañías aéreas de la misma alianza en la misma terminal "para reducir los tiempos de conexión dentro del aeropuerto".

En relación con la nueva terminal, el presidente de la Generalitat, José Montilla, dijo que "las obras de El Prat están muy avanzadas, prácticamente en su recta final, y es importante que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, las visite el próximo jueves, ya que eso servirá para poner en valor lo que significa el aeropuerto de El Prat, sus potencialidades, su capacidad para ser un hub en el futuro", informa Lluís Visa.

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