Herminio Iglesias, dirigente peronista
Representaba al sector más ortodoxo del Partido Justicialista argentino
El dirigente peronista Herminio Iglesias (Avellaneda, Argentina, 1929) falleció el 16 de febrero en Buenos Aires. Tenía 77 años.
"El peronismo triunfará conmigo o sinmigo". Esta frase, que ha entrado en el anecdotario de la política argentina, podía perfectamente por sí sola haber hecho pasar a la fama a su autor, el dirigente peronista Herminio Iglesias. Y sin embargo fue otro gesto el que hizo que el veterano político, fallecido el 16 de febrero en Buenos Aires a los 77 años, haya pasado la memoria de los argentinos.
El político falleció por una afección cardiaca después de permanecer internado durante tres meses en un prestigioso centro sanitario de la capital argentina.
En las elecciones de 1983, nada más terminada la dictadura militar, siendo candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires prendió fuego a un ataúd donde estaban escritas las siglas de la Unión Cívica Radical (UCR).
A los votantes no les agradó aquel gesto, y la UCR se impuso en las urnas al peronismo. Un radical, Raúl Alfonsín, llegó a la presidencia de la República y en el interior del Partido Justicialista se señaló a Iglesias como uno de los culpables de aquella derrota.
Sus posteriores intentos de volver a la política en primera línea fueron infructuosos. Harto de que se recordara el episodio del ataúd llegó a declarar: "Tenía que haber puesto a alguno dentro".
Nacido en la localidad bonaerense de Avellaneda el 20 de octubre de 1929, Iglesias se consideró siempre "un peronista de Perón", una declaración fundamental sobre todo en los años setenta, cuando los peronistas dirimían a tiros sus diferencias, aunque todos en el nombre del general.
El dirigente apoyó hasta el final la presidencia de María Estela Martínez (1974-1976), viuda y sucesora de Juan Domingo Perón, que fue depuesta por un golpe militar.
Tras la caída de la dictadura, Iglesias representaba al sector ortodoxo y duro del peronismo, enfrentado a otro sector renovador. A la derrota de 1983 le siguió la pérdida de poder del sector ortodoxo en las elecciones nacionales celebradas en 1985, e Iglesias se encontró completamente desplazado.
A menudo, solía repetir "Nací peronista, soy peronista y voy a morir peronista".
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