"Saber estar" y "saber hacer"

Son jóvenes y están más que suficientemente preparados en lo académico, pero van bastante pez en "saber estar", en la convivencia cotidiana con los demás. La carrera, el postgrado, y el master en Boston (Massachusetts), les habrán dotado de un buen "saber hacer" en su especialidad, pero, a todas luces, han sido insuficientes para impregnarlos de valores tan fundamentales como el respeto mutuo, ni de buenos hábitos sociales que les ayuden a integrarse en el nuevo entorno laboral.

Cualquier interacción social, por básica que sea, empezando por un simple desayuno de trabajo, puede poner en evidencia su falta de tacto. Rondan los 25, pero se han quedado atrapados en los esquemas mentales, el vocabulario y la informalidad postural de los 18. No distinguen interlocutores ni saben diferenciar los contextos formales de los informales, por eso se comportan siempre igual, a su manera, la única que conocen y dan por buena. Les cuesta infinidad adaptarse a las circunstancias del interlocutor y/o a la seriedad del momento.

Ellos insisten en que lo correcto es mostrarse tal cual uno es, con autenticidad, espontaneidad, y que lo demás es pura hipocresía. En mi pueblo a esto lo llamamos, coloquialmente, falta de "sentido común", o carencia de "habilidades sociales", en más formal. Como prefieran.