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Juicio por el mayor atentado en España
Columna
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El 'muerto', para el difunto Serhane

La declaración de tres acusados de participar, en distinto grado, en el atentado -integración o pertenencia a banda terrorista en los casos de Mouhannad Almallah Dabas y de Fouad El Morabit; tráfico, transporte o suministro de explosivos en el de Otman el Ghanoui- ha permitido entrar en el submundo de aquellos dirigentes de la matanza que se suicidaron el 3 de abril de 2004. A partir de ayer, Serhane Ben Abdelmajid Faked, El Tunecino, o Jamal Ahmidan ya no serán más una invención de todos aquellos interesados en ocultar la verdad. Las referencias hacia ellos por parte de los acusados, que siguieron ayer a otras realizadas el pasado lunes, como fue el caso de Basel Ghalyoun, pintan unos personajes de carne y hueso.

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Aquello que ya era evidente desde hacía tiempo para algunos expertos en contraterrorismo, tanto en EE UU como en la UE -la relevancia de Serhane El Tunecino, o de otros personajes clave, como son Amer El Azizi y Youssef Belhadj, presunto portavoz militar de Al Qaeda en Europa- ya está situado. El juicio tendrá que colocar, como en un gigantesco puzzle, cada pieza en su sitio. Y eso ocurrirá sólo cuando quede atrás la fase actual de confesión o declaración de los acusados. Y falta bastante. Que no cunda el pánico porque hay tela para rato. Juicios como estos son como una maratón y ya se sabe que en éstas lo que se exige es método para aguantar.

Varios acusados han decidido poner la directa y amortizar a Serhane El Tunecino, uno de los líderes que se suicidó con otros seis en el piso de Leganés. El primero en echarle el muerto fue Ghalyoun, quien dijo que Serhane vaticinaba hechos violentos. Ayer le siguió Mouhannad Almallah Dabas, quien seguramente para dar mayor credibilidad a su declaración fue más lejos que Ghalyoun, y definió a Serhane como un hombre que tenía vocación de líder y que pretendió convencerle de que marchara a la guerra de Irak. No dudó en calificarle varias veces como un hombre violento de ideas extremistas y radicales. Tanto Almallah Dabas como Ghalyoun creen, según explicaron, que Mustafá Maymouni, marroquí acusado en el atentado de Casablanca, en mayo de 2003, fue uno de los hombres que enroló a Serhane en la violencia fundamentalista islámica.

El nombre de Amer El Azizi salió a relucir ayer a cuenta de lo que Almallah Dabas achaca a una campaña de la familia de su ex mujer, la que le acusa de haber colaborado en la fuga de El Azizi de España, proporcionando peluca, ropa y pasaporte. El Azizi, se cree, fue la tercera persona que participó en una reunión en Tarragona donde se ultimaron detalles del 11-S, el atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Ayer, El Morabit, que niega toda relación con el atentado, dijo que para un terrorista el juicio es la mejor oportunidad para defender su ideología. Pero lejos de Al Qaeda los alegatos en tribunales de justicia. Ésa no es su estrategia.

Otman el Ghanoui, por su parte, admitió haber trabajado para Jamal Ahmidan en Morata de Tajuña, Chinchón. La fiscal le acusa de haber traslado explosivos de Asturias a Madrid.

Mouhannad Almallah Dabas.
Mouhannad Almallah Dabas.SCIAMMARELLA

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