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Chillida-Leku recuerda en una exposición la instalación del 'Peine del viento' en 1977

La celebración del 30º aniversario de la obra culminará con un homenaje en septiembre

Chillida-Leku abrió ayer el programa de conmemoración del 30º aniversario de la instalación del Peine del viento con una exposición que rememora la gestación del proyecto, la fundición de las piezas y los trabajos para colocar las tres esculturas de acero a orillas de la bahía de San Sebastián en el verano de 1977. De la idea al proyecto: realización de un sueño reúne fotografías, planos y bocetos, y muestra el agradecimiento del escultor a quienes colaboraron en hacer realidad el Peine del viento. La celebración del aniversario culminará el próximo 16 de septiembre con una fiesta.

Las fotografías de un Eduardo Chillida muy joven subido en las rocas o acompañado de su mujer, con la bahía de la Concha al fondo, revelan en la exposición que el lugar elegido para instalar el Peine del viento, al pie del monte Igeldo, estaba estrechamente vinculado a la biografía del escultor. Allí, al borde del mar, Chillida empezó a imaginar una escultura que hiciera que "el viento entre peinado a la ciudad" y que acabó convirtiéndose en el símbolo de San Sebastián. En 1952 Chillida realizó la primera versión de la escultura. El proceso de maduración del proyecto, en torno a la idea de integrar el mar, el cielo, las olas y el horizonte, continuó a lo largo de más de 20 años, antes de fundir el acero de las tres esculturas que integran el Peine.

"Fue un sueño compartido por quienes trabajaron con él", destacó ayer Luis Chillida, el hijo del escultor, que recordó el agradecimiento de su padre en vida a todas las personas que colaboraron en el proyecto. Y así lo reconoce la exposición, al recoger los nombres de las personas que trabajaron en la fábrica Patricio Echeverría, en Legazpi, para dar forma a las 13 toneladas de acero que fueron necesarias para cada una de las piezas. Pero las esculturas necesitaban del apoyo de la arquitectura para crear un nuevo espacio en el que confluyeran la ciudad y la naturaleza, y de la ingeniería para anclar las piezas en las rocas. En la exposición se recoge el trabajo del arquitecto Luis Peña Ganchegui en la transformación del espacio, diseñando una antesala para las esculturas y un lugar para contemplar el mar, y del ingeniero José María Elósegui, que ideó los anclajes de las piezas en los escollos azotados por las olas.

La exposición inaugurada ayer permanecerá abierta hasta el 14 de mayo. En verano está prevista en Chillida-Leku otra muestra dedicada a los aspectos estéticos del Peine del viento, y a partir de octubre se montará la tercera exposición conmemorativa, con fotografías del conjunto escultórico.

Elósegui recordaba ayer que el Peine del viento no fue inaugurado de forma oficial. "Un día, cuando acabaron las obras, en septiembre de 1977, se retiraron las vallas y la gente pudo entrar a ver las esculturas", dijo. Treinta años después se ha elegido el 16 de septiembre para dedicar un homenaje a su autor y culminar el programa con un espectáculo de danza, luz y sonido alrededor de la relación entre el acero, el mar y el horizonte.

A lo largo del año se irán sucediendo actividades para todos los públicos. Chillida-Leku ha abierto una convocatoria para recabar recuerdos y vivencias personales vinculados con el Peine del viento, plasmados en cualquier soporte, desde una fotografía a un poema o una simple anécdota. Los 30 mejores recibirán una reproducción de un dibujo de Chillida.

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