ELA cree que se potenciarán las cementeras como "incineradoras de facto"

El sindicato ELA mostró ayer su "sospecha" de que las administraciones vascas pretenden potenciar los hornos de las empresas de cemento como "incineradoras de facto" ante la oposición de diversos colectivos sociales a la construcción de las plantas de incineración. Ahora sólo existe en Euskadi una instalación de este tipo en funcionamiento, la promovida por Zabalgarbi en Bilbao. Pero ha tenido muchos problemas y el pasado año estuvo parada casi tres meses por averías. En Guipúzcoa se habían previsto dos incineradoras. Tras tres año de conflicto, el Ayuntamiento de San Sebastián ha elegido el emplazamiento cerca del límite con Usurbil pero este municipio y el de Lasarte han anunciado que irán a los tribunales para paralizar el proyecto. La otra planta, impulsada por Irún y Hondarribia, podría abandonarse, según ha confesado el alcalde Irún José Antonio Santano.

Inviable

Todos estos problemas llevaron ayer al sindicato ELA, que está integrado en las plataformas anti incineración, a asegurar que las instituciones buscan otras alternativas. A su juicio, el proyecto de incineración es "inviable" en cualquier municipio de Guipúzcoa por la "resistencia ciudadana y la adquisición de un grado cada vez mayor de conciencia en la ciudadanía guipuzcoana". El responsable de ELA en San Sebastián, Xabier Pérez, opinó que las cementeras realizarán la labor de quema de residuos, una actuación "creciente" y que se realiza "sin ningún tipo de control".

A su juicio, es "mentira" la afirmación de las instituciones vizcaínas y guipuzcoanas de que no existen "alternativas reales" a la incineración y el vertedero. Apuntó a las experiencias de Álava y Navarra, donde se apuesta por el reciclaje, la reutilización y el compostaje.

Este sindicato presentó un informe, Consecuencias de la incineración y alternativas, en el que se destacan los perjuicios de las incineradoras para la salud. Recordó otro estudio, elaborado en 2003 por el Instituto de Vigilancia Sanitaria de Francia, en el que se concluye que el riesgo de cáncer aumentaba hasta un 6,8% en las personas expuestas a las emisiones de estas plantas de quema de residuos. "Estas consecuencias son ocultadas por las instituciones y las empresas que hacen negocio con la incineración", valoró.

ELA insistió en que este tratamiento supone la emisión de contaminantes como las dioxinas, que son "sumamente tóxicas, persisten en el medio ambiente por periodos prolongados y se transmiten de la madre al bebé".