Despliegue de misiles
Cualquier avance de infraestructuras militares hacia las fronteras de un Estado provoca como mínimo preocupación. Más aún el avance sustancial de la OTAN y EE UU, que planean emplazar en Polonia y en la República Checa estaciones de radar y sistemas antimisiles.
El Kremlin no toma en serio las explicaciones oficiales de Washington, en el sentido de que esos medios impedirán ataques contra Europa de países como Irán, y ve en la actuación de EE UU una potencial amenaza a su seguridad.
La respuesta del Kremlin es, de momento, el despliegue acelerado de los modernos misiles intercontinentales Tópol-M. Si en los años anteriores Rusia desplegaba como promedio cuatro nuevos Tópol, en 2007 instalará 17.
Además de estos misiles de nueva generación, Moscú construirá submarinos nucleares. Este rearme costará a Rusia un mínimo de 145.500 millones de euros.