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Reportaje:

Dos bancos con modelos diferentes

El Santander tiene el doble de tamaño que el BBVA, pero éste es más eficiente y rentable en Bolsa

Íñigo de Barrón

"El BBVA es como un coche diésel último modelo y el Santander es un Jaguar rojo". Un experto financiero define, con esta frase tan gráfica, las estrategias de los dos grandes bancos españoles. En 1999, tras las fusiones de ambos, el BBVA ganó 171 millones más que su rival. Siete ejercicios después -con la venta de la cartera industrial y las compras de Portugal y Reino Unido-, el Santander gana 2.860 millones más. Sin embargo, el BBVA (que es la mitad del Santander) ha subido más en Bolsa y es más rentable y eficiente.

El BBVA es más eficiente y rentable. La capitalización bursátil del Santander sólo es un 28% superior aunque gana un 60% más
El BBVA apuesta por crecer en México, Texas y ha entrado en China. Su rival lo ha hecho por Brasil, Filadelfia y la banca de consumo
En los últimos cuatro años el Santander ha sacado a su rival una ventaja en tamaño de balance, negocio y beneficio, que parece inalcanzable

Siempre se han escrutado los unos a los otros. Desglosan los datos y comparan las gráficas. Hasta el mínimo detalle si es posible. Ésa ha sido una actitud tradicional entre dos gigantes bancarios: el Santander y el BBVA, que han llevado vidas tan paralelas que incluso ambos celebran en 2007 el 150 aniversario de su fundación.

Sin embargo, los últimos cuatro años el Santander ha apretado el acelerador y le ha sacado varios cuerpos de ventaja en las principales magnitudes al BBVA. Hoy esta diferencia en tamaño de balance, volumen de negocio y beneficios, parece casi inalcanzable. A cambio, el banco vasco es más eficiente (gasta menos para realizar su actividad) y rentable, tanto en proporción al negocio como por su recorrido en Bolsa a largo plazo. Las compras del Santander (sobre todo el Abbey de Londres) han lastrado su cotización. De hecho, las ventajas del Santander no se reflejan en su capitalización bursátil, ya que la entidad presidida por Emilio Botín sólo vale un 28,5% más que su rival pese a ser el doble de grande y ganar un 60% más.

El freno del Abbey

Según José Manuel Campa, profesor de Finanzas de la escuela de negocios IESE, esto se debe, entre otras razones, a que "todavía Abbey no ha ofrecido la rentabilidad esperada. Cuando esto se produzca, el Santander debería valer más". La entidad londinense ha ganado este año 1.000 millones y está previsto que logre 1.200 millones en 2007. Sin embargo, los analistas han criticado la caída de ingresos del cuarto trimestre y opinan que quizá está viviendo demasiado de los recortes de costes. Otro factor que podría infravalorar al Santander, según Manuel Romera, director del sector financiero del Instituto de Empresa (IE), "es que tiene un consejo más familiar, lo que hace que sea visto de forma diferente que otras empresas cotizadas".

Fuentes financieras prefieren hacer hincapié en que el BBVA está sobrevalorado. "Tiene una prima de valor porque aparece en algunas quinielas como comprable", dicen algunos expertos. El propio Francisco González, presidente del BBVA, ha dicho que su intención es adquirir un banco, pero que "estudiaría una oferta si es interesante para los accionistas". En el caso de su rival cántabro, esta circunstancia no se contempla. El Santander es una fortaleza demasiado alta como para ser tomada. Y no es por casualidad, ya que ha sido un objetivo de Botín desde finales de la década pasada, cuando inició el crecimiento con compras: Banesto en 1994; Portugal y el Central Hispano en 1999; Brasil en 2000 y Abbey en 2004. A la vez, ha vendido casi toda la cartera industrial (la segunda más grande de España tras la de La Caixa) con millonarias plusvalías. Sólo en 2005 obtuvo 2.300 millones de euros de plusvalía neta.

Con este planteamiento ha entrado en mercados (el portugués, el inglés, el brasileño y la banca de consumo en 13 países de Europa) donde no está su rival. En estos negocios, el Santander obtuvo el año pasado 2.600 millones. A cambio, el BBVA ha apostado con gran éxito por México, donde logra 1.200 millones más que su rival. Si se restan ambas cifras, se deduce que el Santander sale con 1.400 millones de ventaja.

En diciembre de 2002, el BBVA vivió una crisis por el escándalo de las cuentas secretas de Jersey que se saldó con la salida de todos los consejeros del antiguo BBV. González se hizo con el poder en solitario y apostó por el crecimiento orgánico sin compras. Ni siquiera cuando tuvo a tiro a la entidad italiana BNL (tras ocupar puestos en el consejo durante cuatro años) cerró la operación. No obstante, el resultado de estos cuatro ejercicios, según los mercados, ha sido positivo. El valor bursátil del banco se ha multiplicado por 2,2 veces; el resultado neto, por 2,7 veces; el beneficio por acción lo ha hecho por 2,5 veces, aunque el dividendo sólo ha crecido 1,8 veces. Entre la revalorización y los dividendos, el accionista ha ganado un 120% en los cuatro últimos años.

No obstante, en este periodo se han agudizado las diferencias estratégicas entre ambos. Las más relevantes son que el Santander ha creado una filial de banca de consumo (ya imposible de replicar por el BBVA porque resultaría muy caro); contar con marca propia en banca privada, Banif, mientras que su competidor acabó con Privanza, así como haber desarrollado una unidad de banca privada internacional (que ha ganado 140 millones). En España, el primer banco dispone de dos marcas (Santander y Banesto), frente a la única del BBVA. El BBVA le ha tomado ventaja en China, al firmar una alianza con el grupo Citic, que podría otorgarle una buena posición en el futuro. El Santander no ha tomado posiciones en el gigante asiático.

"El Santander se visualiza más orientado al negocio mayorista y de banca de inversión, mientras que el BBVA es un líder en banca retail", resume Campa. Por tener esta visión se ha podido meter con fuerza a financiar la mayoría de las operaciones de compra de eléctricas por parte de constructoras e inmobiliarias, dice este profesor.

En su opinión, "esta estrategia demuestra que Botín es más agresivo en su gestión, aguanta el riesgo y paga más en sus compras porque las utiliza para diversificar sus riesgos, como hizo al comprar Abbey, con lo que restó peso a América Latina". Estos movimientos se los puede permitir "porque tiene un equipo gestor muy veterano, que le permite poner en marcha bancos que son regulares al adquirirlos", completa Romera.

Brasil y México

En América Latina también han tenido planteamientos divergentes: mientras el Santander apostó por Brasil, su competidor lo hizo por México. Los analistas destacan que, por ahora, el BBVA ha invertido 13.000 millones y Botín 19.000 millones, "pero los dos ganan lo mismo. La clave está en lo que ocurra más adelante, porque el Santander ha prometido elevar el beneficio el 20% los tres próximos años".

No obstante, el escenario más interesante es Estados Unidos, donde González ha apostado por crecer en los mercados hispanos de Tejas y Botín por Filadelfia, donde ha adquirido el 25% del Sovereign, que se expandirá por Nueva York.

Aunque son dos modelos diferentes, ¿pueden tener éxito ambos? Los profesores y analistas dicen que sí porque son bancos sólidos, con alta solvencia, baja morosidad y fuertes coberturas, sobre todo el BBVA.

Pero Botín sabe que su banco cotiza con descuento por su afán de comprar y lleva dos años y medio sin hacerlo. Hace una semana insinuó que este año podría adquirir el 75% que no controla del Sovereign, pero "con ampliaciones de capital inferiores al 5%". Por primera vez, Botín ha puesto en el centro de su estrategia un ratio denostado en el pasado: el beneficio por acción, el dato más importante para que los analistas recomienden comprar un valor. Si todo sale bien cuando cierre este capítulo, quizá desaparezcan las reticencias de los inversores. Mientras tanto, el BBVA se autodefine como "un corredor de fondo. Este negocio es como un maratón y lo importante es llegar bien a la meta".

Emilio Botín y Francisco González, en una imagen de 2006.
Emilio Botín y Francisco González, en una imagen de 2006.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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