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Exteriores intenta desembarcar a los 400 'sin papeles' en Mauritania y llevarlos a Conakry

Una comisión de Guinea llega a Nuadibú para comprobar si el 'Marine I' zarpó de su país

El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, viajó ayer a Nuakchot con la misión de convencer a las autoridades mauritanas de que permitan el desembarco de unos 400 inmigrantes que desde el sábado permanecen en un carguero fondeado cerca de la ciudad de Nuadibú, al norte del país. El barco fue llevado hasta allí por un remolcador español de Salvamento Marítimo. Exteriores intenta trasladar luego a los sin papeles a Guinea-Conakry, país del que habría zarpado el barco. Guinea ha enviado a Nuadibú una comisión para comprobar ese último extremo.

La labor de León, que ayer se entrevistó con el presidente de Mauritania, Ely uld Mohamed Vall, no es fácil. Ni siquiera sabe cuántas personas hay exactamente a bordo del carguero, llamado Marine I, ni sus nacionalidades, ni el estado en que se encuentran. Aunque parezca increíble, después de los seis días transcurridos desde que el viejo barco fue fondeado frente a Nuadibú nadie ha subido a bordo.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, achacó ayer esa demora a las malas condiciones del mar, que, según él, presentaba "olas de hasta cinco metros". Pero lo cierto es que el miércoles ya había "buena mar" y las olas más altas no alcanzaban los dos metros, según declaró a este periódico un marino que navegaba en la zona.

Otra versión, no oficial, del retraso sugiere que Exteriores consideró inconveniente que subieran a bordo funcionarios españoles, pues su presencia en el carguero podía dar argumentos a las autoridades mauritanas. El Gobierno de Nuakchot razona que, puesto que el barco fue socorrido y remolcado en alta mar por un buque de la Administración española, su futuro sólo concierne a España.

Avala esta versión el hecho de que el primer intento de abordaje del buque se produjera ayer, precisamente unas horas después de la llegada a Nuadibú de un representante de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM, organismo que desarrolla programas de repatriación voluntaria de sin papeles). Este hombre fue quien encabezó ayer una expedición al Marine I, en compañía del presidente local de la Media Luna Roja.

Anuncio de Moratinos

Moratinos anunció a primera hora de la tarde que ambos habían subido a bordo del carguero para evaluar la situación. El ministro se precipitó. En ese momento, la gabarra con ayuda humanitaria en la que viajaban ni siquiera había llegado al lugar en el que está fondeado el Marine I. A las 10.15 de la noche, un tripulante del remolcador de Salvamento Marítimo Luz de Mar, que se encuentra junto al carguero, declaró por teléfono a este periódico que el abordaje se había frustrado: "Se nos ha echado la noche encima. Lo intentaremos mañana".

Los datos que han trascendido hasta ahora sobre la situación a bordo del carguero han sido proporcionados a Cruz Roja Española y a la Media Luna Roja Mauritana, a través de la radio, por uno de los hombres que se hallan a bordo. Dado su acceso al aparato de transmisión, es probable que ese individuo, que dijo ser de Costa de Marfil, pertenezca a la tripulación del buque.

La delegada de Cruz Roja Española en Mauritania, Olga Martín, habló por última vez con él el miércoles por la noche. "La radio se oía muy mal", relató Martín por teléfono a EL PAÍS. "Le pregunté cómo se encontraban y me dijo que algunos pasajeros empezaban a tener problemas de salud". Martín le advirtió de que ayer se les acercaría una gabarra con cinco toneladas de provisiones y mantas y le pidió que preparase una lista de los viajeros con sus correspondientes nacionalidades para hacérsela llegar.

La penosa espera de los inmigrantes no tiene muchos visos de acabar en las próximas horas. Tras su encuentro con el presidente mauritano, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores sólo declaró: "Esperamos encontrar una solución rápida a este problema, tanto humanitaria como bien organizada".

El permiso del Gobierno de Mauritania para que los sin papeles puedan desembarcar en Nuadibú, como pretende España, depende del compromiso del Ejecutivo de Guinea-Conakry para aceptar que sean inmediatamente trasladados a su país, que según el Ministerio del Interior fue de donde zarpó el Marine I. Pero las autoridades de Conakry no se fían. Ayer enviaron a Mauritania una comisión técnica encargada de comprobar la veracidad de las alegaciones españolas.

Mientras, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) desmintió ayer haber sido contactado por el Gobierno español para participar en la solución de la crisis, tal como afirmó en una nota oficial el Ministerio de Asuntos Exteriores el martes. El Acnur emitió ayer un comunicado en el que se declara "seriamente preocupado" por la situación a bordo del Marine I y pide, "por razones humanitarias, que se autorice el desembarco de los pasajeros".

Barco fletado por Cruz Roja con provisiones para el <i>Marine I,</i> antes de zarpar de Nuadibú.
Barco fletado por Cruz Roja con provisiones para el Marine I, antes de zarpar de Nuadibú.CRUZ ROJA

Canarias no quiere el buque

El Gobierno de Canarias expresó ayer su rechazo a la posibilidad de que los inmigrantes que se encuentran a bordo del buque averiado Marine I, que está fondeado en aguas de Mauritania, puedan ser trasladados a Canarias.

El traslado de los aproximadamente 400 inmigrantes al archipiélago no ha sido nunca admitido oficialmente por España, aunque fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS no han ocultado que, en caso de fracasar las negociaciones para desembarcarlos en Mauritania y trasladarlos a Guinea-Conakry, habría que considerar la idea.

La vicepresidenta del Gobierno de Canarias, María del Mar Julios, declaró que el Ejecutivo autónomo ya ha expresado su oposición al Estado ante esa posibilidad, pues llevar el barco a las islas supondría "sentar un precedente ante todas las mafias" que utilizan la ruta del archipiélago con la intención de entrar en Europa.

Las declaraciones de Julios, de Coalición Canaria, se producen en pleno debate preelectoral y ante una sociedad que ha convertido la inmigración en la principal de sus preocupaciones.

En su opinión, sería "imprudente" y significaría volver a señalar Canarias como posible puerta de entrada para las mafias que trafican con inmigrantes irregulares. Por ello, el Gobierno canario ha pedido al Estado que busque soluciones entre los países del entorno africano donde se encuentra el barco y que utilice "al cien por cien toda su actividad diplomática", e "incluso el peso político que España debe tener en la UE" para que "esto no sea un precedente más" que atraiga a la inmigración irregular a las islas. Según Julios, para frenar los flujos migratorios es necesario "dar una señal hacia las mafias" de que no pueden llegar a Europa a través de Canarias.

La vicepresidenta canaria insistió en que tanto la comunidad autónoma como España cooperan con otros países para frenar la inmigración irregular, por lo que la postura que defiende el Gobierno canario en este caso no puede calificarse de insolidaria.

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