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El 11-M llega a juicio 03

Cientos de kilos de Goma 2, ni un gramo de Titadyne

Todos los informes y los investigadores insisten en que en los trenes estalló dinamita 'asturiana'

Jorge A. Rodríguez

La investigación recabó cientos de pruebas que acreditaban la procedencia del explosivo que mató a 191 personas. Aunque el Gobierno del PP, confundido por informaciones policiales de urgencia, habló en las primeras horas del explosivo usado por ETA, luego rectificó. Ahora, el PP siembra dudas.

Una sentencia firme avala que los asturianos facilitaron Goma 2 al 'comando' islamista
El ADN de tres de los suicidas fue hallado junto a una bomba y un resto de cartucho
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La investigación sobre los explosivos del 11-M ha provocado un hecho casi sin precedentes en la historia del terrorismo en España: algunos representantes legales de los 192 asesinados -incluido el geo Torronteras- han despreciado los análisis efectuados por la policía y la Guardia Civil y han pedido pruebas periciales de contraste. Hasta ahora, los informes sobre explosivos habían sido aceptados sin rechistar, pese a que en centenares de ellos no se identificaba la sustancia utilizada ni su cantidad. Todos los informes policiales, el auto de procesamiento y el escrito de calificación del fiscal sobre el ataque a los trenes insisten en que el explosivo utilizado fue Goma 2 ECO y está probado judicialmente que la trama asturiana entregó un cargamento de esta dinamita a los islamistas autores del 11-M.

La policía y el Ministerio del Interior aseguraron desde las primeras horas del atentado que el explosivo utilizado había sido dinamita, incluso en el fárrago se habló de Titadyne, la habitualmente utilizada por ETA. El hallazgo de una furgoneta Renault Kangoo en Alcalá de Henares (Madrid) la misma mañana del ataque permitió localizar un resto de cartucho de Goma 2 ECO y varios detonadores dentro de una bolsa cerrada y oculta bajo el asiento del copiloto.

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La anterior cúpula policial, sin ningún género de dudas, dijo que lo hallado en la Kangoo era Goma 2 ECO. En dicha furgoneta fueron hallados días después restos genéticos, que con posterioridad al suicidio colectivo de Leganés, el 3 de abril de 2004, se comprobó que correspondían a Abdennabi Kounjaa, Allekema Lamari y Rift Anouar Asrih. También se halló una huella dactilar de Ouhnane Daoud, huido. El FBI inicialmente adjudicó dicha huella a un abogado de islamistas de Oregón (Brandon Mayfield), a quien detuvo. Meses después, una comisión del Senado de EE UU rectificó y dio la razón a la policía española.

La misma noche de los atentados fue localizada una bolsa de deportes azul cargada de explosivos en la comisaría de Vallecas, que pudo ser desactivada en la madrugada del 12 de marzo. La bolsa había llegado a dicha comisaría como parte de los efectos recogidos por los servicios de emergencia en la estación del Pozo. Los teóricos de la conspiración se cebaron en esta bolsa. Primero dijeron que esta bomba era distinta de las 10 que estallaron porque tenía metralla y el resto no. Luego que la cadena de custodia se había roto y que "alguien" la había "fabricado" para inducir la autoría islamista.

La falsedad de la primera premisa es de libro, dado los centenares de víctimas con metralla en el cuerpo, los restos de clavos e impactos de metralla hallados por la fabricante de los trenes y la de los sillones de los convoyes atacados, así como la tornillería hallada en los focos de las explosiones por policía y Guardia Civil. La denuncia de la ruptura de la cadena de custodia llevó al juez Juan del Olmo a interrogar a decenas de policías nacionales y municipales, y a empleados municipales, hasta determinar que la bolsa bomba siempre estuvo bajo control.

Inventaron entonces que los desactivadores habían ocultado al juez una radiografía que demostraba que la bomba estaba preparada para no estallar. Olvidaron que la radiografía estaba en el sumario, que fue tomada por el encargado de desactivarla y que una bomba nunca está inerme hasta que no está desmontada y sus componentes separados. O como dice un informe conjunto de policía y Guardia Civil: "La radiografía no indicaba la causa del fallo en la activación del artefacto". Pero lo fundamental era que la mochila bomba estaba llena de Goma 2 ECO, la dinamita que está probado judicialmente, con sentencia firme, que la trama asturiana entregó a los islamistas liderados por Jamal Ahmidan, El Chino.

La Goma 2 ECO también fue hallada en la bomba que los islamistas colocaron bajo las vías del AVE Madrid-Sevilla, el 2 de abril de 2004, el día antes del suicidio de Leganés. El análisis del explosivo permitió hallar pelos que resultaron ser de Rifaat Anouar Asrih, suicida del piso de Leganés, en cuyo garaje se guardaba el coche con el que los terroristas fueron a colocar el artefacto en las vías, a la altura de la localidad toledana de Mocejón. Y en el maletero había trazas de Goma 2 ECO. El círculo se cierra en Leganés. Allí se suicidó el "núcleo central" del comando del 11-M, como lo definió Ángel Acebes el 3 de abril de 2004. La explosión fue provocada con Goma 2 ECO, una dinamita de la que se encontraron los envoltorios y restos sin estallar durante el minucioso registro de las ruinas del piso, vigilado por decenas de policías, periodistas y curiosos.

O sea, había Goma 2 ECO en la estación donde montaron los terroristas (la Kangoo), en una de los apeaderos atacados (la mochila), en el segundo atentado contra el AVE y en el piso de Leganés. En los focos de las explosiones en los trenes se hallaron restos de dinamita, lo mismo que en un escondite construido en la guarida de los terroristas en Chinchón. Está probado que los asturianos facilitaron al menos dos centenares de kilos de Goma 2 ECO a los islamistas, cuyas huellas están repartidas por todas las evidencias. Por si acaso, para el juicio habrá nuevas pruebas, pedidas al alimón por la defensa de un presunto terrorista (Jamal Zougam), la Asociación Víctimas del Terrorismo y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M (ambas adscritas a la teoría de la conspiración y ligadas al PP). La anterior y la actual cúpula policial siguen avalando su trabajo.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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