Anticipación

La serie Héroes, bombazo televisivo del momento en el mundo más influyente del planeta de la ficción, coquetea con la idea de los ángeles terrenales elegidos para entrecruzar superpoderes altruistas (su arranque recuerda el de Cielo sobre Berlín). Como en tantos precedentes de la cultura popular (audiovisual, escrita, oral), uno de los superpoderes más recurrentes y estimulantes para la fantasía es la facultad de adivinar el futuro. Visualmente, eso suele traducirse en un efecto de fugacidad impactante y visionario, más o menos poético en función del gusto de los realizadores. En el primer capítulo de Héroes, un torturado pintor, heroinómano, pinta imágenes de catástrofes que se producen al cabo de unas horas o de unos días.

En la serie francesa David Nolande, que se estrenará esta temporada en España con otro título, la anticipación depende de otros mecanismos, igualmente fantásticos pero con una narrativa distinta. Nolande, el protagonista, es un exitoso publicista que sufre un accidente de circulación en el que mata a una echadora de cartas gitana. El homicidio involuntario tortura al conductor y la familia de la cartomántica le castiga con la siguiente maldición: para redimirse de la muerte de la gitana, Nolande deberá salvar muchas vidas. Si no lo hace, amigos, familiares y conocidos morirán. A partir de ese momento, Nolande experimenta una transformación y, al igual que la protagonista de Medium, puede anticiparse, a través de los sueños, a las desgracias que tendrá que evitar para no ver sufrir a los suyos.

Héroes y David Nolande multiplican el estrés existencial y juegan con una paranormalidad verosímil, con toques espirituales, que parece la metafórica expresión de un deseo: ojalá pudiéramos evitar las desgracias que, en nuestras peores pesadillas, estamos viendo venir. El reto de los guionistas consiste en que al espectador no le ocurra lo mismo que a los atormentados protagonistas de estas historias: que no puedan adivinar lo que va a ocurrir.