Zapatero pone al frente de Justicia a un fiscal castigado por el Gobierno del PP
Fernández Bermejo llega al cargo en plena tensión entre Ejecutivo y Poder Judicial
El presidente del Gobierno envió ayer una señal de autoridad al mundo judicial al designar como próximo ministro de Justicia al fiscal Mariano Fernández Bermejo, de quien el presidente del Gobierno destaca "su rigor, su firmeza y sus convicciones", según fuentes oficiales. El sustituto de Juan Fernando López Aguilar al frente de ese ministerio fue castigado y depurado por el Gobierno de José María Aznar en 2003 por sus discrepancias con el Ejecutivo del PP. Su nombramiento se produce cuando las tensiones entre el actual Gobierno socialista y el Poder Judicial han llegado incluso al Tribunal Constitucional.
"Es un hombre que reúne todas las condiciones para dar una señal de autoridad en una situación convulsa", comentó anoche un ministro. El estado de convulsión se concreta en el hecho de que destacadas actuaciones de la judicatura han convertido el ámbito judicial en el principal campo de batalla de la política española en los dos principales ejes que se ha marcado Zapatero para esta legislatura: el proceso de paz y las reformas estatutarias.
El último capítulo de estas tensiones entre judicatura y política se ha producido en el Tribunal Constitucional. El pasado lunes, a petición del PP, y por un solo voto de diferencia, el alto tribunal aprobó la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps para apartarle del próximo debate en el que se dilucidará la constitucionalidad del Estatuto catalán. Pérez Tremps, propuesto en su día para ese puesto por el Gobierno, fue recusado por los votos de los seis magistrados designados a propuesta del PP. Los populares presionan ahora a Pérez Tremps para que no dimita y al Ejecutivo para que no lo sustituya, pasos necesarios para recuperar el equilibrio de fuerzas en el Constitucional.
Mariano Fernández Bermejo (Ávila, 1948) fue fiscal jefe de Madrid de 1992 a 2003. Miembro de la Asociación Progresista de Fiscales, el PP lo convirtió en su enemigo nada más llegar al poder en 1996. Los ex ministros de Justicia Ángel Acebes y José María Michavila le descalificaron de forma permanente. Michavila llegó a decir de él que se había declarado "en rebeldía" contra los juicios rápidos. Incluso le abrieron un expediente tras acusarle de filtrar noticias a la prensa.
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